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Algunos tipos de cáncer de mama son afectados por hormonas, como estrógeno y progesterona. Las células del tumor tienen proteínas que operan como receptores que se adhieren a estas hormonas, lo que les ayuda a crecer. Los tratamientos que impiden que estas se adhieran son denominados como terapias hormonales.

Ahora, científicos de los Estados Unidos descubrieron que el uso de la terapia hormonal moduladora para el tratamiento del cáncer de mama se asoció a un riesgo un 7% menor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y otras demencias en etapas posteriores de la vida.

El estudio, que fue publicado en la revista JAMA Network Open, reveló también que, aunque este tratamiento estaba relacionado con la protección frente al desarrollo de demencia en general, la asociación disminuía con la edad y variaba según la etnia.

“Nuestros hallazgos subrayan la importancia de tener en cuenta los factores individuales de cada paciente cuando prescribimos medicamentos o desarrollamos planes de tratamiento para el cáncer de mama”, afirmó la autora principal, Francesmary Modugno, doctora en Medicina y Salud Pública, profesora de obstetricia, ginecología y ciencias de la reproducción en la Universidad de Pittsburgh y miembro del Instituto de Investigación Magee-Womens y del Centro Oncológico Hillman del UPMC.

“No se trata de una talla única. Tenemos que pensar en cada paciente individual para optimizar los resultados y minimizar los riesgos”, expresó.

Alrededor de dos tercios de las pacientes con cáncer de mama tienen tumores con receptores hormonales positivos, lo que significa que crecen en respuesta al estrógeno o la progesterona. En estas, la terapia hormonal puede impedir el crecimiento del tumor, evitando que las hormonas se unan a estos receptores.

Aunque el uso de la terapia está relacionado con una mayor supervivencia, existían datos contradictorios sobre si aumenta o disminuye el riesgo de desarrollar demencias que se caracterizan por la pérdida de memoria, cambios en el estado de ánimo o el comportamiento, y dificultades con el pensamiento, la resolución de problemas y el razonamiento.

Para comprender mejor el riesgo de demencias tras el uso de las terapias hormonales en pacientes con cáncer de mama, Modugno se asoció con la autora principal, la doctora Chao Cai, profesora adjunta de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Carolina del Sur.

Utilizaron una base de datos federal de personas mayores de 65 años para identificar a las mujeres que fueron diagnosticadas de cáncer de mama entre 2007 y 2009, y que no tenían un diagnóstico previo de demencias o antecedentes de uso de la terapia hormonal previo a su diagnóstico de cáncer de mama.

De las 18.808 pacientes que cumplían los criterios, el 66% había recibido la terapia en los tres años siguientes a su diagnóstico, y el 34% no. Durante una media de 12 años de seguimiento, el 24% de las usuarias del tratamiento y el 28% de las no usuarias desarrollaron demencias. Descubrieron que el efecto protector de la terapia hormonal era más pronunciado en pacientes de 65 a 69 años y disminuía con la edad. En particular, cuando estas tenían más de 80 años, se produjo un aumento del riesgo de demencias en las usuarias del tratamiento.

“Nuestro estudio sugiere que las mujeres más jóvenes pueden beneficiarse más de la terapia hormonal en términos de reducción del riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia”, dijo Cai. Y agregó: “Los beneficios de la terapia disminuyeron en las mujeres de 75 años o más, sobre todo en las que se identificaron como ‘blancas’. Esto sugiere que el momento de inicio de la TMH es crucial y que los planes de tratamiento deben adaptarse a la edad del paciente”.

Las mujeres negras de entre 65 y 74 años que utilizaron la terapia tuvieron una reducción del 24% en el riesgo relativo de desarrollar demencia, que descendió al 19% después de los 75 años. Las mujeres blancas de 65 a 74 años presentaron una reducción del 11% del riesgo de demencia con el uso del tratamiento, pero esta asociación beneficiosa desapareció después de los 75 años.

“Las mujeres negras tienen tasas más elevadas de cáncer de mama y tienden a sufrir un mayor estrés a lo largo de su vida debido al racismo estructural y a otros factores sociales, que se asocian a peores resultados”, subrayó Modugno.

“Desconocemos los mecanismos que subyacen a las disparidades raciales que observamos con la terapia y el riesgo de demencia, pero es posible que estos factores puedan contribuir. Merece más investigación”, agregó.

El doctor Pluvio Coronado, profesor titular de Obstetricia y Ginecología de la Universidad Complutense de Madrid y jefe de Sección del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, dijo: “Suscribo lo que los autores dicen: el tratamiento de la mujer siempre debe individualizarse y, aunque con sesgos, es el estudio más relevante publicado hasta ahora que informa de que la terapia hormonal para el cáncer de mama carece de efecto adverso respecto al riesgo de demencia, y que según la edad y etnia puede ser un factor beneficioso (además de elevar la supervivencia por cáncer de mama)”.

Para la práctica clínica, los resultados del estudio no tendrán demasiado impacto, “ya que la indicación de uso o no de terapia hormonal está establecida por protocolo y se ha visto mejora de la supervivencia; si además no afecta a la memoria, mejor. En las mujeres con más de 75 años, donde parece no beneficioso, no creo que se evite dar el tratamiento si es necesario por este dato. Así que se necesitan más estudios”, dijo Coronado a SMC España.

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