Bajo el título “Dying for a new body: why so many deaths from plastic surgery tourism?”, el periódico británico The Guardian se hizo eco ayer de las muertes de extranjeras que han viajado al país seducidas por el sueño de mejorar su apariencia física aprovechando el auge del denominado “turismo de salud”.
La publicación que en español significa “Morir por un nuevo cuerpo: ¿por qué tantas muertes por el turismo de cirugía plástica?, firmada por los periodistas Michael Krumholtz y Noelis Ciriaco, analiza las muertes de mujeres como Sharilene Cedeño, de 23 años, quien residía en Manhattan y viajó al país en el 2015 para hacerse una lipoescultura con el cirujano Edgar Contreras con el sueño de convertirse en una Barbie.
La joven de ascendencia dominicana murió en abril de 2015 de una embolia durante el procedimiento en la clínica de Contreras en el sector Arroyo Hondo.
Según el reportaje, Cedeño es uno de los 12 neoyorquinos que han muerto por procedimientos de cirugía plástica en el país en los últimos seis años, que optaron por cirujanos dominicanos por el precio de los procedimientos, ya que mientras el costo promedio de una liposucción en los Estados Unidos es de US$ 5,500 en el país es de US$ 3,500.
“En 2018, se realizaron más de 23,000 cirugías plásticas en la República Dominicana y más de 18,000 de ellas fueron realizadas con extranjeros. Sin embargo, como Cedeño, no todos los que van allí para hacer el trabajo regresan a casa”, dice el reportaje de The Guardian.
También cita el caso de Manuel Núñez, quien murió en manos del ginecólogo Oscar Polanco, durante una cirugía estética en junio de este año en la clínica Caribbean Plastic Surgery. Un mes después, Alexandra Medina de 33 años de Yonkers, corrió la misma suerte de Díaz y se convirtió en la segunda neoyorquina y la tercera estadounidense en morir en un mes tras someterse a una abdominoplastía en la clínica Dr. Ureña Arias.
“De los 12 neoyorquinos que murieron en cirugías plásticas dominicanas en los últimos seis años, todos menos uno se sometieron a múltiples cirugías a la vez. Los 12 eran negros o hispanos”, precisa el diario.
En el reportaje se citan las declaraciones de la doctora Myla Bennett, una cirujana plástica con sede en Atlanta, la República Dominicana no se adhiere a las regulaciones estadounidenses sobre la cantidad de grasa corporal que se puede eliminar durante una cirugía, lo que aumenta la probabilidad de insuficiencia cardíaca y otras consecuencias durante los procedimientos estéticos.
Cita el caso de CIPLA y el doctor Héctor Cabral
The Guardian también cita el caso del doctor Héctor Cabral, del Centro Internacional de Cirugía Plástica Avanzada (CIPLA), quien fue acusado por la modelo Yatnna Rivera de mala práctica tras la muerte de su madre Altagracia Díaz. Destaca que CIPLA había sido cerrada por un brote bacteriano en julio de 2017 que infectó a 32 estadounidenses, tres de ellos residentes en Nueva York y posteriormente, tras la muerte de Díaz.