Los padecimientos mentales nublan la luz al final del túnel (1)

Salud Pública destina a salud mental el 0.77 por ciento de su presupuesto

A sus 14 años, Julia Díaz, nombre ficticio, descubrió que sentía estar viviendo sin propósito y deseando ver “la luz al final del túnel”.

Sus acciones y pensamientos no le parecían normales, o por lo menos lo que socialmente se considera como tal. Durante décadas, la salud mental ha sido un tema tabú; un término que ha alcanzado popularidad tras la pandemia de la Covid-19 pero que, en aquel entonces, Julia y su familia desconocían totalmente.

No sentía deseos de ser madre, hija, hermana o amiga; tampoco de ir a estudiar, trabajar o enfrentar el tener que comunicarse con otros, lo que, a su corta edad, no comprendía.

Según la especialista de la conducta, psiquiatra y terapeuta familiar Carmen Ramírez, la salud mental es una condición de bienestar en la que el individuo se siente bien con lo que es, reconoce todas sus habilidades y actitudes; puede hacer algo para contribuir con la sociedad y, además, la persona está en buena calidad de relaciones humanas.

Julia presentaba todo lo contrario a este cuadro. Sin embargo, tras un diagnóstico y tratamiento médico, luego de un tiempo sumida en la agonía debido al desconocimiento de su condición, logró cierta estabilidad emocional y ver el mundo, por primera vez, con otros ojos.

“Creo que desde muy pequeña llevaba eso en mis hombros por ciertas formas en las que recuerdo mi comportamiento. La depresión es de esas enfermedades que te consumen todos los días de tu vida, que te hacen dudar de tus capacidades a nivel general, que te ponen en un estado de ánimo en el cual no desearías ver a nadie, que te quita el deseo de darles afecto a las personas más importantes de tu vida, y que te hace acostarte y no querer despertar”, dice la joven de 32 años al recordar su diagnóstico a tan temprana edad.



No fue hasta el 2019 cuando tuvo “la peor recaída que jamás había experimentado”. En ese entonces, recuerda que probó ir a un psiquiatra que le habían recomendado y que tenía consultas a bajo costo (RD$500.00). “Para ser sincera, un precio asequible luego de haber llegado a pagar consultas de RD$ 2,000.000, al fin y al cabo, ese dinero me haría falta. Este es un proceso sumamente difícil donde necesitamos tener personas a nuestro alrededor que nos hagan sentir importantes, pero también que nos motiven a empoderarnos”, cuenta.

Al igual que Julia, y de acuerdo con una encuesta realizada para este trabajo de investigación con una muestra de 300 personas de entre 18 y 35 años, el 58.3% aseguró desconocer si en la República Dominicana existe algún departamento dedicado a la salud mental. Sin embargo, el 94.3% consideró que, tras la pandemia de la Covid-19, el Ministerio de Salud Pública debería de crear más campañas para concientizar sobre el tema y dar a conocer las iniciativas vigentes y cómo acercarse para recibir ayuda a través de estas.



Problemática en aumento y sin presupuesto



El psicólogo y docente de esta rama, Maikol Díaz, precisó que, en su consulta, los casos y pacientes crecieron en un 100% durante y post Covid-19, y que esto trajo como reacción postpandémica situaciones psicológicas, físicas y sociales, que van a continuar afectando la vida laboral, así como las relaciones interpersonales y sociales de los individuos.

“La pandemia ha provocado un aumento de la depresión, la ansiedad y los trastornos de somatización. Todavía durante unos cuantos años se sentirán los estragos de la Covid; más adelante estaremos viendo ciertas afecciones de salud psicológicas y físicas”, sostuvo.

Asimismo, la terapeuta familiar Carmen Ramírez recalcó que con las relaciones humanas fueron uno de los renglones más afectados por la pandemia, reflejado en la socialización entre las personas, la cual estuvo limitada por el confinamiento afectando, además, la productividad y la capacidad de servicio, y “todo eso afecta la salud mental”.

Destacando que ya no estamos en la etapa de la pandemia, sino que ahora se habla de sindemia (concentración de dos o más brotes de enfermedades, condicionadas por situaciones sociales, políticas y económicas), los especialistas coincidieron en que muchas personas perdieron sus empleos, sus casas, negocios y seres queridos, y que, con base en esas pérdidas, “estamos sometidos a un duelo perenne por la situación expuesta por la Covid y lo que llevó a un cambio de la conducta”.



En tanto, Ramírez dijo que el incremento del número de suicidios en el 2021 se puede atribuir también a la pandemia, lo que ha evidenciado que la salud mental en la República Dominicana está muy deteriorada. “La pérdida de nuestros seres queridos nos llevó a refugiarnos en el alcohol, la gente estaba automedicándose para pasar el momento; después de la pandemia tenemos muchas personas con dificultades para socializar y emprender; tanto en los centros públicos como privados la necesidad de atención a la salud mental se ha disparado; la gente que no ha tenido una enfermedad mental ahora es debutante, y los que habían tenido alguna enfermedad mental estable durante años han empezado a hacer crisis”, detalló la especialista Ramírez.

Según Alejandro Uribe, director del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública en declaraciones ofrecidas en septiembre pasado por el Día Mundial de la Prevención del Suicidio y colgadas en el portal web del organismo gubernamental, la tasa registrada en el país actualmente es de 6.5% por cada 100 mil habitantes y destacó que luego de una situación de catástrofe o calamidad en la humanidad, como pandemias, guerras, entre otras situaciones, tiende a producirse un aumento de los casos de suicidio y no precisamente durante la crisis.

Explicó que los sentimientos más comunes son la tristeza, la culpa, la vergüenza, la frustración, la desesperanza y la anomia que es desintegración o aislamiento del individuo de la sociedad. Asimismo, en septiembre del 2020, en pleno período pandémico, dijo que la depresión ocupaba un alto porcentaje en los indicadores de muertes por suicidio, registraba hasta un 41% de los casos entre los meses de enero y junio del año 2019 (año pre pandemia); mientras que entre las causas más comunes de suicidio figuraba la salud mental con un 5%, y causas desconocidas con 22%.

Reveló que muchas personas van al cardiólogo por síntomas que asociaban a infartos que revelaban, al final, problemas de ansiedad, los cuales han estado asociados al miedo de enfermarse.

Esto pone en evidencia las precariedades del sistema de salud mental en el país, el cual, de acuerdo con la encargada en el tema del Servicio Nacional de Salud (SNS), Francis Báez, (departamento creado hace dos años) actualmente esto es motivo de lucha, en búsqueda de que se aumente la partida presupuestaria que, al día de hoy, es de solo un 0.77% del presupuesto asignado al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social acorde con la Ley de Presupuesto General del Estado.

Esa asignación es de RD$123,452,761,388.00, lo que significa que la partida para salud mental se estima es de RD$950,586,263.00, de acuerdo con el presupuesto publicado en la página web del Ministerio de Hacienda para el 2022.

En unas declaraciones ofrecidas a un medio de circulación nacional, Julio Chestaro, presidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría, dijo que se estima que en la República Dominicana hay aproximadamente 260 psiquiatras, incluidos inactivos y un 70% que ejerce en el Gran Santo Domingo y Santiago, por lo que se calcula un psiquiatra por cada 100 mil habitantes.

Esta investigación ha sido el resultado de la 4ta ronda del Diplomado Internacional en Periodismo de Investigación impartido por el INTEC a través de la carrera en Comunicación Social y Medios Digitales, con el auspicio de la Embajada de los Estados Unidos en la República Dominicana.

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