Santo Domingo,-La Unidad de Oftalmología y Cataratas de República Dominicana informa sobre el glaucoma, con motivo de la reciente conmemoración del Día de la Prevención del Glaucoma, celebrado el 12 de marzo.
Esta enfermedad ocular, reconocida como la principal causa de ceguera irreversible en el mundo, es una condición grave que avanza silenciosamente, sin mostrar síntomas evidentes, hasta que ya ha causado un daño significativo.
En este contexto, los doctores Lucindy Alvarado y Servando Santana Rodríguez, especialistas en oftalmología, subrayan la importancia de la detección temprana para evitar complicaciones severas.
Especialistas destacan las principales características del Glaucoma
El glaucoma es una enfermedad crónica, progresiva y silenciosa que afecta el nervio óptico, el cual juega un papel crucial en la transmisión de la información visual desde el ojo hacia el cerebro. Este daño ocurre debido a un aumento de la presión intraocular, que resulta de un desequilibrio en la producción y el drenaje del humor acuoso, el líquido encargado de mantener la forma y salud del ojo. La acumulación de presión sobre el nervio óptico provoca una pérdida gradual de la visión.
Se identifican dos tipos principales de glaucoma: el glaucoma de ángulo abierto y el glaucoma de ángulo cerrado. En el glaucoma de ángulo abierto, el drenaje del humor acuoso es parcial, lo que lleva a un aumento gradual de la presión ocular. En el glaucoma de ángulo cerrado, la salida del líquido se bloquea abruptamente, causando un aumento rápido de la presión ocular y pérdida inmediata de visión, acompañado de dolor y enrojecimiento.
Los factores de riesgo más comunes incluyen antecedentes familiares, raza, hipertensión, diabetes, edad avanzada y presión intraocular elevada. Sin embargo, la presión intraocular elevada es el único factor que puede ser controlado mediante diagnóstico temprano y tratamiento adecuado.
Métodos para identificar el Glaucoma y posibles tratamientos
El glaucoma puede pasar desapercibido en sus primeras etapas, ya que generalmente no presenta síntomas notables. Muchos pacientes no detectan cambios en su visión hasta que el daño al nervio óptico se ha vuelto considerable, lo que resulta en la reducción del campo visual. Por esta razón, la mayoría de los casos se descubren durante consultas rutinarias, en las que se mide la presión ocular, uno de los principales signos de alarma. Para confirmar el diagnóstico, se realizan estudios adicionales, como el campo visual y la tomografía del nervio óptico.
En etapas avanzadas, los pacientes pueden experimentar visión borrosa, sombras al mirar ciertos puntos, dolor ocular o de cabeza, mareos que dificultan la lectura y pérdida de la percepción de colores. En cuanto al tratamiento, el objetivo principal es equilibrar la producción y el drenaje del humor acuoso. Este tratamiento inicial se realiza con gotas oftálmicas, que existen en varias fórmulas según el nivel de presión ocular y la afectación del nervio óptico.
En casos menos graves, el tratamiento con láser se presenta como una alternativa eficaz a las gotas, ya que permite controlar la presión ocular sin depender del cumplimiento del paciente. Cuando el glaucoma alcanza una etapa avanzada o no se controla con los tratamientos mencionados, o si el paciente no sigue las indicaciones médicas, se considera la cirugía como última opción para frenar la progresión de la enfermedad y evitar la pérdida de visión.
La prevención del daño irreversible causado por el glaucoma es posible a través de exámenes oculares regulares. Si el paciente presenta factores de riesgo o síntomas oculares, es esencial realizar una revisión ocular completa para detectar la enfermedad en sus primeras etapas y evitar complicaciones graves en el futuro.