La pérdida de visión es 25 veces más frecuente en los pacientes diabéticos, sin embargo, con control y tratamiento oportuno la ceguera puede ser evitable en la mayoría de los casos. La Diabetes Mellitus es una enfermedad crónica ocasionada por un trastorno en el metabolismo de la insulina que produce un aumento en los niveles de azúcar en la sangre (glicemia).
A propósito de conmemorarse en agosto el mes de la diabetes, las doctoras Jacqueline Piña y Minerlisa Tavárez –especialistas en Diabetes Ocular y en Retina y Vítreo, respectivamente– afirmaron que en el ojo la diabetes afecta preferentemente la retina y, cuando lo hace, produce la enfermedad llamada retinopatía diabética.
“La retina es una fina membrana que recubre el ojo por dentro en su parte posterior. Esta es la capa más importante del ojo, puesto que contiene las células encargadas de captar las imágenes luminosas del exterior, las cuales son transformadas en una corriente eléctrica y enviadas al cerebro a través del nervio óptico. Es en el cerebro donde se produce la visión. La diabetes ataca los vasos sanguíneos de la retina al cabo de varios años, especialmente si la diabetes no está bien controlada” aseguraron las especialistas del Instituto Espaillat Cabral.
Manifestaron que padecer o no de retinopatía diabética, depende de varios factores, entre ellos: la duración o antigüedad de la diabetes; el control de la enfermedad; y de si están presentes condición de embarazo, hipertensión arterial mal controlada o daño de riñón (nefropatía).
Tanto Piña, como Tavárez coincidieron en señalar que la mejor forma de un paciente saber si tiene retinopatía diabética, es mediante un examen oftalmológico que incluya el fondo de ojo, previa dilatación de la pupila.
Asimismo, negaron que la retinopatía diabética empiece con disminución de la visión, ya que en las primeras etapas de la enfermedad la visión puede estar normal y el paciente no notar nada especial. “Por eso, toda persona diabética debe visitar a su oftalmólogo cada año –o cuando lo indique su especialista. De este modo se puede proceder con tratamiento láser, si está indicado, y evitar complicaciones” manifestaron.
“En los casos moderados se necesitará de tratamiento láser y/o la inyección intraocular de sustancias que inhiben el crecimiento de vasos sanguíneos anormales en la retina. El objetivo de este tratamiento es frenar el daño e impedir que el paciente siga empeorando, es decir, ayudarle a conservar su visión. En casos muy avanzados, en los que ya no se puede aplicar láser, se necesitará de una cirugía especial, llamada vitrectomía”, puntualizaron ambas expertas.