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Infobae.- Las funciones cognitivas son comprendidas como los procesos mentales que las personas utilizan a diario para poder realizar diversas tareas. Entre algunas de ellas se encuentran: la atención, la memoria, el lenguaje, y las funciones ejecutivas.

Estas últimas se destacan por ser las responsables de regular y controlar el pensamiento, parte de las emociones y las acciones, con el fin de organizar la conducta en pos de lograr una meta específica.

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“Dichas funciones son indispensables para que las personas logren desenvolverse en los diversos ámbitos de la vida diaria y en su entorno, dado que son esenciales para planificar los días, tomar decisiones, resolver problemas, inhibir ciertas conductas o ser flexibles frente a situaciones novedosas”, comentó la licenciada. María Luján Naury, neuropsicóloga e integrante del departamento de Neuropsicología de INECO.

A su vez, la profesional agregó: “Algunos ejemplos de la utilización de estas funciones en situaciones de la vida cotidiana podrían ser: cómo elegir el camino más eficaz para llegar al trabajo o decidir qué ropa ponerse dependiendo del clima. En síntesis, allí se refleja cómo las personas utilizan las funciones ejecutivas para analizar las diferentes opciones que se presentan y así poder tomar la mejor decisión posible”.

Las funciones ejecutivas son cruciales para regular y controlar el pensamiento, emociones y acciones, ayudando a organizar la conducta para alcanzar metas específicas (Imagen ilustrativa Infobae)

Las funciones ejecutivas engloban una serie de habilidades específicas entre las cuales se encuentran: la planificación, organización, flexibilidad cognitiva, el control inhibitorio, la memoria de trabajo, entre muchas otras.

En esta ocasión, se brindarán diferentes recomendaciones centradas en ejercitar la memoria de trabajo. La misma desempeña un rol fundamental en numerosas actividades de la vida cotidiana, dado que permite retener temporalmente y manipular información relevante para realizar tareas específicas en la comunicación, el aprendizaje, la orientación, el seguimiento de instrucciones, etcétera.

“Un bajo rendimiento en la memoria de trabajo podría manifestarse como dificultades para mantener la concentración, recordar información presentada unos minutos antes y olvidar la tarea que se estaba realizando”, explicó la licenciada Naury.

A continuación, la neuropsicóloga de INECO compartió una serie de ejercicios que se pueden realizar para entrenar la memoria de trabajo.

Por ejemplo, una recomendación práctica puede ser pensar 15 provincias de Argentina y luego ordenarlas alfabéticamente. Otro tip es armar oraciones en las que todas las palabras comiencen con una letra determinada.

Son útiles para estimular la memoria de trabajo, ya que implican retener activamente la información, manipularla, mantener la concentración y resolver problemas de manera efectiva. Todas estas habilidades son fundamentales para el funcionamiento de la memoria de trabajo en la vida cotidiana.

Realizar actividad física, como por ejemplo clases de baile, puede presentarse como un desafío útil para aprender nuevas secuencias de movimientos e intentar recordarlos. Asimismo, realizar ejercicio acompañado de música tiene un efecto positivo en el estado de ánimo y bienestar.

“Entrenar la memoria de trabajo es importante dado que mejora el rendimiento en diversas áreas de la vida, desde el ámbito académico y laboral hasta las relaciones interpersonales, y puede tener beneficios duraderos para la salud cerebral a lo largo del tiempo”, concluye la Lic. Naury.

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