El médico psiquiatra José Miguel Gómez dice que la cleptomanía es un trastorno del control de los impulsos que provoca una necesidad irresistible de robar, el cual ocurre con más frecuencia en las mujeres que los hombres.
En este sentido, el profesional de la conducta asegura que de cada cuatro personas afectadas, tres (3) son del sexo femenino y uno (1) masculino. Empero, aclara que, aunque es un trastorno irresistible de la impulsividad, es poco frecuente debido a que apenas un 0.4 y 0.6 por ciento de la población desarrolla la cleptomanía.
“Sin embargo, es muy discapacitante y disfuncional, genera mucha culpa y mucha vergüenza a la persona que desarrolla el trastorno de cleptomanía”, explica el profesional de la conducta, al señalar que empieza en la adolescencia y en la adultez podría continuar incidiendo en la vida de la persona.
El médico psiquiatra precisa que el problema no es genético ni tiene que ver con ninguna causa química del cerebro. “Lo que se habla más es en la esfera ambiental, donde la mujer tiene tres veces más capacidad de asociación que el hombre y tiene cierta tendencia de impulsividades”, añade.
Es decir, se desconocen las causas de la cleptomanía, pero los factores de riesgo son los antecedentes familiares y otros trastornos del control de impulsos.
El especialista indica que cuando los pacientes llegan a los consultorios se les manda a realizar una resonancia de la cabeza, para determinar si no hay un tumor en la cabeza, si existe un déficit cognitivo leve o si no hay un proceso de Alzheimer en la persona que presenta ese comportamiento.
¿Qué diferencia hay entre hurto, robo y cleptomanía?
De acuerdo con el médico psiquiatra, la distinción entre hurto, robo y cleptomanía, es que el primero (hurto) es la forma de tomar algo sin tener capacidad de planificación ni utilidad de la cosa. “Es decir, el niño que aparece en la casa con un lapicero y te dice me lo encontré, él no lo planificó, si se repite mucho se considera como hurto”, ejemplifica.
En tanto, dije que el robo tiene una capacidad de planificación ya sea por el valor del objeto, premeditación, organización de cómo sustraer el objeto y cómo lo toma. “Esto tiene que ver más con delincuencia y trastorno antisocial de la personalidad. El individuo con esta conducta no maneja culpa, ni arrepentimiento, ni modifica la conducta y tiende a ser persistente en el daño a los demás”, ilustra.
En el caso de la cleptomanía, sostiene que existen tres indicadores como un trastorno inductivo de la impulsividad: primero, la persona siente el impulso por tomar un objeto que muchas veces no tiene valor significativo en dinero ni de la utilidad que le dará; segundo, siente cierta descarga o placer desde que toma el objeto; tercero, siente temor porque lo puedan apresar y; cuarto, cuando la persona es apresada o le hacen devolver lo que tomó, siente mucha culpa, depresión, vergüenza y de forma consciente y racional se da cuenta que no lo quería hacer.
Además, subraya que las cosas que toma la persona que sufre el trastorno por cleptomanía son por lo general insignificantes, “como un cubierto en un restaurante, una cosita en un café, unos dulcitos en un supermercado, una tasa donde tomó café que le brindaron y la entró en la cartera. Cuando llega a su casa se da cuenta que no necesita eso ni tiene valor”.
El cleptómano sufre mucho
El experto indica que el cleptómano sufre mucho debido a que la familia se avergüenza mucho por la conducta y comportamiento que asume en la sociedad.
Sin embargo, detalla que el diagnóstico diferencial permite identificar que el afectado no tiene ningún trastorno de personalidad, no tiene ningún evento psicótico de cuando lo hizo y que la persona reconoce que lo hace. “Te dice: Dr. Yo sé que estuvo mal lo que hice, pero me dio un impulso incontrolable por tomarlo y luego se arrepiente”.
Cómo tratarlo
Al ser preguntado de si el trastorno de la cleptomanía se puede superar, el psiquiatra José Miguel Gómez declara que sí y agrega que el tratamiento se aplica con una modificación conductual de terapia cognitiva conductual comportamental.
Además, indica que el otro componente para que la persona pueda superar este trastorno, es colocarle acompañamiento en las áreas o lugares donde tiende a ser más vulnerable. “Para que alguien pueda vigilar al supermercado, al restaurante y a cualquier otro lugar vulnerable”.
Adicionalmente, sostiene que se le puede dar técnicas de manejo conductuales para una vez se active en el cerebro la ansiedad por tomar algo se le enseña a controlar ese impulso y modificar la tendencia del pensamiento, pero sobre todo, a retirarse cuando siente la vulnerabilidad de que puede tomar el objeto.
Asimismo, explica que, aunque no se apliquen las técnicas de controlar la cleptomanía, no existe evidencia de que el paciente pueda caer en el hurto o robo común, sobre todo porque, a su juicio, mantienen su estado de conciencia y muchas veces son personas íntegras de comportamiento ético, razón por la que sufren, sienten vergüenza, se deprimen y no quieren salir de la casa.
Finalmente, el profesional de la psiquiatría dice que cuando el niño presenta una tendencia de llegar a la casa con objetos ajenos los padres deben obligar a devolverlos y enseñarle que no debe hacerlo.
“Cuando el niño tiene esa conducta y siente que el papá o la mamá lo premia, le aplauden o se hacen los desatendidos, entonces el niño refuerza una conducta inapropiada y de ese pequeño hurto, pasa al robo y aprende a mentir, a planificar y podría llegar a la delincuencia”, plantea.