Infobae.- La infección con el virus de COVID-19 desencadena la producción de una proteína del sistema inmunitario que durante mucho tiempo se ha asociado con la fatiga, el dolor muscular y la depresión.
“Si el SARS-CoV-2 sigue persistiendo en las personas con COVID prolongado, desencadenando una respuesta al IFN-γ, entonces la vacunación podría estar ayudando a eliminar esto”, dijo Krishna, que trabaja en el Instituto de Inmunología Terapéutica y Enfermedades Infecciosas de Cambridge.
Según los datos más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., casi un 7 por ciento de los estadounidenses dicen que han experimentado COVID prolongada. La mayoría cita la fatiga persistente como el síntoma principal, pero el COVID prolongado también puede traer niebla mental, tos crónica y otros problemas.
Las causas exactas de la enfermedad siguen sin estar claras
En el estudio más reciente, el equipo de Krishna rastreó los resultados de 111 pacientes con COVID admitidos en centros de salud de Reino Unido. Se realizó un seguimiento de los síntomas de los pacientes un mes, tres meses y seis meses después del diagnóstico.
Los investigadores designaron a 55 de estos pacientes como pacientes con COVID prolongado, es decir, personas que “experimentaban síntomas graves al menos 5 meses después de COVID-19 agudo”.
Los científicos de Cambridge analizaron muestras de sangre de todos los pacientes y encontraron que la infección con SARS-Cov-2 desencadenó un aumento en la producción de la proteína IFN-y en los glóbulos blancos de los pacientes.
Aunque la producción de IFN-y finalmente disminuyó entre las personas cuyos síntomas de COVID se resolvieron, los niveles de IFN-γ se mantuvieron obstinadamente altos entre los que tenían COVID persistente.
Krishna señaló que los efectos del interferón gamma en las personas ya son bien conocidos, ya que se puede usar como medicamento.
“El interferón gamma se puede usar para tratar infecciones virales como la hepatitis C, pero provoca síntomas como fatiga, fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y depresión”, anotó Krishna en un comunicado de prensa de la Cambridge. “Estos síntomas son demasiado familiares para los pacientes con COVID persistente. Para nosotros, esa fue otra pistola humeante”.
Entonces, ¿qué está impulsando el repunte relacionado con el COVID en el IFN-y? Investigaciones posteriores realizadas por el grupo de Krishna mostraron que la interacción de dos tipos de células del sistema inmunitario ( las células T CD8+ y los monocitos CD14+) era clave para la sobreproducción de proteínas.
Krishna enfatizó que estos mecanismos quizá no sean los únicos factores que impulsan el COVID prolongado. Por ejemplo, estudios anteriores también han señalado la “microcoagulación” como una causa potencial.
Eso tiene sentido, dijo Krishna, porque “es poco probable que todos los diferentes síntomas de COVID prolongado sean provocados por lo mismo. Necesitamos diferenciar entre personas y adaptar los tratamientos. Algunos pacientes se están recuperando lentamente y hay otros que están atrapados en un ciclo de fatiga durante años. Necesitamos saber por qué”.
Cree que controlar los niveles de IFN-y en sangre de un paciente podría ayudar a los médicos a clasificar a los pacientes con un subtipo particular de COVID persistente, personalizando el tratamiento.
¿Cuándo puede la gente esperar que su COVID persistente finalmente disminuya? En el estudio, los investigadores siguieron a los 55 pacientes con COVID prolongado durante un máximo de 31 meses. Durante ese tiempo, el 60% experimentó una disminución de los síntomas, lo que coincidió con una disminución de los niveles sanguíneos de IFN-y.
La vacunación contra COVID-19 también pareció ayudar. Los análisis de sangre tomados a los pacientes con COVID prolongado mostraron disminuciones marcadas en los niveles sanguíneos de IFN-y después de que las personas recibieron la vacuna.
“El número de personas con COVID prolongado se está reduciendo gradualmente, y la vacunación parece estar desempeñando un papel significativo en eso”, anotó Krishna.
Los hallazgos se publicaron en la edición del 21 de febrero de la revista Science Advances.
“Pero siguen surgiendo nuevos casos, y luego está la gran pregunta de qué sucederá cuando llegue la próxima pandemia de coronavirus. Podríamos enfrentarnos a otra ola de COVID persistente”, añadió. “Comprender qué causa la COVID prolongada ahora podría darnos una ventaja crucial”.