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Santo Domingo.- El cáncer colorrectal es el tercero más común en el mundo, con cerca de 1.9 millones de casos detectados por año.
Muchos pacientes no suelen presentar síntomas al inicio, sino hasta que el cáncer esté un poco más avanzado; por eso, resulta importante consultar al médico tratante si la persona presenta sangrado en las heces, cambios en los hábitos intestinales (en la consistencia de las heces, estreñimiento o diarrea), pérdida de peso inexplicable y dolor abdominal o pélvico (gases o calambres).
Si bien el riesgo de padecer este tipo de cáncer incrementa con la edad (mayores de 50 años), su incidencia en adultos jóvenes ha ido en aumento, sin conocerse la razón.
También, es un tumor que puede afectar a personas fumadoras, de tez negra, con antecedentes personales y familiares de pólipos o de un cáncer colorrectal previo, que padezcan enfermedades inflamatorias intestinales (colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn), con diabetes, obesidad, con un estilo de vida sedentario y una dieta con alto contenido en grasas, carnes rojas o procesadas y baja en fibra.
Detectado en fases tempranas, la posibilidad de curación del cáncer colorrectal es de alrededor de 90%. Si el diagnóstico se da en etapa avanzada y dependiendo del caso, esa probabilidad puede ser de hasta un 60%. Cabe destacar que un 20% de las personas detectadas con este cáncer suelen tener metástasis.
“El cáncer colorrectal es el único que se presenta, casi por igual, en hombres y mujeres. Por eso y ante el aumento de incidencia en personas menores de 50 años, realizarse exámenes periódicos preventivos y obtener un diagnóstico temprano son clave para recibir el tratamiento más adecuado””, señaló el doctor Rafael González, líder médico de Oncología de Pfizer Centroamérica y Caribe (CAC).
“Estamos en la cúspide de la nueva era de atención en cáncer. Hace 30 años la idea de un mundo sin esta enfermedad era un sueño; hoy, avances significativos en ciencia y tecnología convergen para acercarnos aún más a innovadoras terapias para ciertos cánceres, como el colorrectal”.
El valor de la detección temprana
La mayoría de los casos de cáncer colorrectal inician como un pólipo, que es un crecimiento anormal en el revestimiento del colon o del recto. Una persona puede tener pólipos y no saberlo, por lo cual los médicos recomiendan que quienes tengan cierto riesgo de padecer este tipo de cáncer inicien sus exámenes regulares de detección alrededor de los 45 años. Si el riesgo es mayor, el médico tratante le indicará al paciente con cuanta antelación y frecuencia necesita hacerse las pruebas.
El examen de sangre oculta en heces es uno de los que puede referir el especialista. También, destacan la sigmoidoscopia y la colonoscopía; esta última permite observar a lo interno del colon y del recto, para saber si existen pólipos, áreas anormales o cáncer. Además, a través de este procedimiento se pueden obtener muestras de tejido y extraer pólipos,lo que puede ayudar a prevenir un cáncer colorrectal.
Si el paciente es diagnosticado con este tipo de cáncer, lo recomendable es que a la muestra del tejido estudiado se le realicen pruebas de biomarcadores. Estos son genes, proteínas u otras sustancias que pueden dar detalles específicos del cáncer que padece la persona.10
“Gracias a la innovación científica, las pruebas de biomarcadores muestran a los médicos cómo progresará el cáncer en el tiempo y cuáles son las opciones de tratamiento más adecuadas.10 Por ejemplo, en aquellos pacientes con cáncer colorrectal metastásico ahora es esencial comprender su perfil molecular para conocer si tienen alguna mutación, como BRAF o KRAS,2 y si existe una terapia disponible para ese marcador específico10”, comentó el doctor González.
Avances en el tratamiento de la enfermedad
En los últimos años, el manejo del cáncer colorrectal en general ha experimentado una gran transformación, que no solo contempla las innovaciones en detección temprana, sino también en las modalidades de tratamiento, que van de la mano de la medicina de precisión o personalizada y de los progresivos avances en terapias dirigidas; del uso de técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas y de la definición de perfiles moleculares, todo en búsqueda de una atención más integral de la enfermedad.
A nivel de cáncer colorrectal metastásico, estos avances han facilitado la capacidad de dirigir tratamientos específicos a subgrupos de pacientes -con beneficios un poco más esperanzadores-, como es el caso de los que tienen la mutación BRAF V600E (entre un 8% y 12% de los diagnosticados con este tipo de tumor), cuya respuesta a la terapia estándar no suele ser la mejor, incluso en términos de sobrevida.
Gracias a esta innovación en cáncer colorrectal no solo se han mejorado los resultados de supervivencia, sino también, se ha generado un impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes y sus familias. “En Pfizer queremos que eso continúe siendo así y, por eso, seguimos trabajando enfocados en el desarrollo de medicamentos para cáncer, primeros o mejores en su clase, que puedan llegar rápidamente a quienes más los necesitan”, finalizó el doctor González.