También se registran aumentos de casos de cólera, malaria y leptospirosis, especialmente en demarcaciones como el Gran Santo Domingo y Santiago
Las enfermedades transmitidas por vectores, fortalecidas por las condiciones atmosféricas que se conjugan en las zonas más vulnerables de la República Dominicana, mantienen en alerta permanente a las autoridades sanitarias para contrarrestar la transmisión masiva del dengue, que sostiene una tendencia positiva de casos, sobre todo en la población infantil, y provocan la necesidad de habilitar más camas en los centros pediátricos, como por ejemplo es el caso del Hospital Robert Reid Cabral, junto a la activación de la “vigilancia epidemiológica”, por el Ministerio de Salud Pública junto a otros organismos gubernamentales, a causa del brote epidémico.
De acuerdo con el Boletín Epidemiológico Semanal de la Dirección de Epidemiología (DIEPI), sólo en la semana 32 de epidemiología se reportaron 573 casos probables de dengue, de estos un 39 % se encuentra en la provincia Santo Domingo. Precisando además que se notificaron unos 1,663 casos, incrementándose en un 59 % el número de casos reportados durante el mismo periodo del pasado año 2022. También, apuntan a cinco defunciones auditadas por el comité de auditoría clínica colocando la letalidad de la enfermedad en 0.87 %. De igual forma, para este año 2023 la DIEPI, asegura que la tasa de incidencia acumulada de dengue se encuentra en 70.19 por cada 100 mil habitantes, con una variación porcentual de 3.9 %. Actualmente se han reportado alrededor de 6 mil 101 casos. “El Ministerio de Salud Pública mantiene la búsqueda activa comunitaria de febriles, tratamiento e investigación de los casos identificados, teniendo en consideración el nivel de riesgo de cada uno de los casos reportados”, explica la institución.
Estrés climático
A estas preocupantes estadísticas se suman también durante estos 9 meses del año otras afecciones epidemiológicas, con 108 casos de cólera, 152 notificaciones de malaria y 277 de leptospirosis. Sin embargo, ¿qué está incidiendo en la transmisión acelerada de estas enfermedades epidemiológicas con alta carga de morbilidad y mortalidad en la República Dominicana? El cambio climático.
Por esto, transgrede principalmente a las provincias de Santiago, Santo Domingo y el Distrito Nacional, además de la zona fronteriza, que está expuesta al estrés climático, por la brechas y desafíos que permanecen latentes en estas demarcaciones con asentamientos urbanos, contaminación por plásticos y así como el limitado acceso a insumos de higiene y agua potable, con altos niveles de fragilidad y pobreza generalizada, sumado a la carencia de educación en esta materia para la prevención y mitigación de las afecciones por vectores.
En relación con esto, la agencia sanitaria de Naciones Unidas, advirtió que el calentamiento global, caracterizado por el aumento de las temperaturas medias, las precipitaciones y la prolongación de los periodos de sequía, podría provocar un número récord de infecciones por dengue en todo el mundo, y en el país no será la excepción.
Del mismo modo, tiene un gran impacto en el desarrollo económico y el presupuesto general del Estado, sobre todo en materia sanitaria. “La enfermedad del dengue en las Américas se estimó en un coste medio anual de 2,100 millones de dólares, con un rango de entre 1,000 y 4,000 millones de dólares en los análisis de sensibilidad y una variación sustancial de un año a otro. Los resultados ponen de relieve la considerable carga económica del dengue en las Américas”, puntualiza la Biblioteca Nacional de Medicina del Centro Nacional de Información Biotecnológica de EE.UU.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OPS), informó que debido a la afectación regional del fenómeno La Niña y la urbanización generalizada, “en el 2023, la región de las Américas experimentará un aumento significativo en los casos de dengue. Hasta el momento se han registrado más de 3 millones de nuevas infecciones, superando las cifras de 2019, el año con la incidencia más alta registrada de esta enfermedad en la región con 3.1 millones de casos, incluidos 28,203 casos graves y 1,823 muertes”, señala.
En ese sentido, sugieren puntuales líneas estratégicas para contribuir a la reducción de la transmisión de enfermedades por vectores, en el marco de la “Respuesta mundial para el control de vectores 2017- 2030”.
Las respuestas que amerita la situación
Por consiguiente, el Gobierno y las instituciones sanitarias deben fortalecer la actuación interprogramática, sectorial e intersectorial, colaborar en la prevención del control de los vectores; involucrar y movilizar a los gobiernos y a las comunidades locales y regionales, incluidos los servicios de salud locales, para que haya un compromiso sostenible con la entomología y la prevención y el control de vectores; mejorar la vigilancia y la supervisión y evaluación del control de vectores inclusive el manejo de la resistencia a los insecticidas; evaluar, documentar e integrar las herramientas y enfoques comprobados o novedosos y ampliarlos, crear y ampliar las oportunidades que se brindan a los entomólogos, técnicos en entomología y trabajadores de salud de recibir capacitación regular, formación continua y desarrollo profesional. Estas medidas son desafiadas por la carencia de información ambiental ciudadana, mal manejo de aguas residuales y almacenamiento de agua “potable” en tanques y botellas, por inconsistente suministro del agua por las instituciones responsables, el incremento de tugurios y la disposición incorrecta de los residuos sólidos, especialmente plásticos y poliestireno, agravado por la deficiente recogida de basura por los cabildos.
Vigilancia
En resumen, a sabiendas de que el dengue es una afección endémica, es indispensable que el Estado esté en permanente vigilancia, además de fortalecer los canales de enseñanza en la prevención, y unidades especializadas que mantengan la previsión en la protección de la población. Un desbordamiento de afectados en los hospitales por dengue puede convertirse en una crisis sanitaria innecesaria.