Río de Janeiro, 3 abr (EFE).- Investigadores brasileños trabajan en el desarrollo de una vacuna que usa el virus de la influenza como vector para que el organismo produzca anticuerpos contra el nuevo coronavirus, informaron este viernes fuentes científicas.
Los científicos de la Fiocruz Minas ya han trabajado en una vacuna contra la influenza y ahora aprovecharán los resultados obtenidos para intentar desarrollar una vacuna que también pueda inmunizar el organismo del virus que transmite la COVID-19.
“La técnica consiste en usar el virus de la influenza como vector de la vacuna. Con el uso de un virus que no se multiplica es posible contar con una herramienta que no transmite la enfermedad pero que puede generar anticuerpos”, explicó Ricardo Gazzinelli, investigador del Grupo de Inmunopatología de Fiocruz Minas y coordinador del proyecto.
“Aprovechando esa tecnología es posible desarrollar una vacuna bivalente, que pueda ser usada contra la influenza y contra el coronavirus”, agregó Gazzinelli citado en un comunicado de la Fiocruz, entidad vinculada al Ministerio de Salud, considerado como el mayor centro de investigación médica de América Latina y responsable del desarrollo y la fabricación de la mayoría de las vacunas usadas en las campañas de inmunización en Brasil.
El especialista dijo que los investigadores trabajan actualmente en la construcción en laboratorio del llamado virus recombinante.
El objetivo de esta primera fase es modificar el virus de la influenza en laboratorio para retirarle la proteína que permite su multiplicación en las células y al mismo tiempo permitirle que pueda transportar parte de la proteína del nuevo coronavirus, lo que le dará la capacidad de inmunizar contra la COVID-19.
Para ello introducirán en el material genético del virus de la influenza un fragmento de RNA del nuevo coronavirus.
“Concluida esta etapa de construcción, serán realizadas pruebas en células infectadas para evaluar si el virus de hecho está produciendo la proteína del Sars-CoV-2 (el virus que causa la COVID-19) y la efectividad y seguridad de la tecnología”, explicó Alexandre Machado, investigador igualmente de Fiocruz Minas.
“Después se inician las pruebas en animales y finalmente los ensayos clínicos (en humanos)”, agregó Machado.
Según Gazzinelli, pese a que el desarrollo de una vacuna exige varios años de trabajo, el estado de calamidad pública decretado por Brasil para combatir la COVID-19 facilitó el acceso a financiación y puede acelerar el proyecto y permitir resultados en dos o tres años.
Machado agregó que el proyecto cuenta con el apoyo de varios centros de investigación en Brasil y de diferentes organismos brasileños con el fin de poder desarrollar una vacuna nacional que pueda ser ofrecida gratuitamente por el Ministerio de Salud.
“No sabemos lo que ocurrirá en el futuro y por eso dominar la tecnología de la vacuna, aunque demore un poco, es un asunto de soberanía nacional”, afirmó Machado.
Brasil es el país más afectado por la COVID-19 en América Latina, con 9.056 casos confirmados y 359 muertes hasta este viernes.
Actualmente hay varios centros médicos y laboratorios de diferentes países corriendo contra el tiempo para desarrollar una vacuna contra el virus de la COVID-19 pero los proyectos más avanzados aún no han iniciado las pruebas con humanos.
Entre las vacunas ya en pruebas preclínicas destacan una desarrollada por la Universidad de Oxford (Reino Unido), otra del laboratorio Inovio Pharmaceuticals Inc, de Estados Unidos, y la producida por la farmacéutica Johnson & Johnson (J&J), que comenzará a ser experimentada en humanos en septiembre.
Según los datos recopilados por la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica -que representa a las compañías y asociaciones farmacéuticas basadas en investigación de todo el mundo-, hay ya 20 pruebas de vacunas en desarrollo en todo el mundo frente al nuevo coronavirus.
Además, laboratorios tienen identificados hasta una treintena de medicamentos potenciales, de los cuales uno ya ha comenzado los ensayos de fase III, la última antes de su aprobación, mientras 14 están en la fase inicial de investigación, otros cuatro en la fase I de desarrollo y tres en la fase II. EFE