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Santo Domingo.– Para cualquier persona recién diagnosticada con cánceres de la sangre conocidos como linfomas, su primera pregunta podría ser: ¿Qué tratamientos pueden ayudar?
Por supuesto, ha habido grandes avances en la quimioterapia contra la enfermedad, pero los tratamientos ahora van más allá de la quimioterapia, dijo el Dr. Stephen Ansell, experto de la Clínica Mayo.
“Se trata de mejorar los resultados a la vez que se minimizan los efectos secundarios, usando tratamientos que puedan dirigirse específicamente al cáncer y tener un menor impacto en las células sanas y normales del cuerpo”, planteó Ansell en un comunicado de prensa de la Mayo.
“Hay un alto porcentaje de pacientes cuyo linfoma se cura”, añadió. “Cuando las personas se curan, es posible que tengan que lidiar con complicaciones a largo plazo. Nuestra idea es tener los mejores resultados y minimizar los problemas a largo plazo”.
Según la Sociedad Americana del Cáncer, cada año se diagnostican alrededor de 80.620 casos del principal tipo de linfoma, el linfoma no Hodgkin, entre los estadounidenses, y poco más de 20.000 muertes al año. La enfermedad tiende a atacar a los hombres con más frecuencia que a las mujeres.
Cada año se diagnostican casi 8.600 casos de linfoma de Hodgkin, el segundo tipo más importante, y mata a poco más de 900 personas al año. Este tipo de cáncer suele surgir en la juventud o en la adultez temprana, de hecho, es el principal tipo de cáncer diagnosticado en personas de 15 a 19 años, según la ACS .
Según Ansell, los síntomas típicos de los linfomas incluyen inflamación de los ganglios linfáticos, picazón en la piel, sudores nocturnos, fiebre, fatiga persistente, pérdida de peso inexplicable y dificultad para respirar.
En cuanto al tratamiento, puede incluir quimioterapia sola o quimioterapia junto con tratamientos como terapias CAR-T de vanguardia, inmunoterapias, terapia dirigida, trasplante de médula ósea y radioterapia.
Ansell describió cada una de estas opciones que no son de quimioterapia:
Inmunoterapia. En estos métodos, los medicamentos activan el propio sistema inmunitario del cuerpo para buscar y destruir las células del linfoma. Estos incluyen lo que se conoce como medicamentos de terapia de puntos de control inmunitario que se dirigen a las células cancerosas y dejan intactas las células sanas.
Terapias CAR-T. CAR-T significa terapia de “células T receptoras de antígenos quiméricos”. En este enfoque, los médicos primero extraen los glóbulos blancos del sistema inmunológico del paciente, que luego se modifican en un laboratorio para producir receptores celulares específicos que pueden “activar la capacidad de las células T para reconocer y matar las células cancerosas” una vez que se vuelven a infundir en el paciente.
Las terapias dirigidas incluyen medicamentos que están diseñados para detectar y luego combatir las anomalías dentro de las células cancerosas, dejando intactas las células sanas.
Trasplante de médula ósea. En esta estrategia, las células madre se infunden en el cuerpo y ayudan a que la médula ósea del paciente comience de nuevo a producir células sanguíneas sanas.
Radiación. Esto utiliza energía de alta potencia para eliminar las células cancerosas. “Para ciertos tipos de linfoma no Hodgkin, la radioterapia podría ser el único tratamiento que se necesita, sobre todo si el linfoma es de crecimiento lento y se localiza en solo uno o dos puntos”, explicó Ansell. “Lo más común es que la radiación se use después de la quimioterapia para matar cualquier célula de linfoma que pueda quedar”.
Hasta ahora, nadie ha determinado cómo prevenir los linfomas, aunque llevar una vida saludable (una buena dieta y ejercicio) puede ayudar a reducir las probabilidades, dijo Ansell.