La economía dominicana avanza, llevando el crecimiento a múltiples sectores.
En años recientes, la economía dominicana ha exhibido altas tasas de crecimiento en un entorno de bajas presiones inflacionarias, lo que ha permitido el fortalecimiento de sus fundamentos macroeconómicos. En efecto, el crecimiento de la actividad económica promedió 6.5% durante los últimos cinco años, el más alto de América Latina (AL), mientras que la inflación se situó, en promedio, en apenas 2.2% durante el mismo período.
En particular, el Producto Interno Bruto (PIB) se expandió en 7.0% durante 2018, impulsado por el consumo e inversión privada, mientras la inflación interanual se situó en 1.17% al cierre del año. El buen desempeño en materia de crecimiento estuvo acompañado por la reducción de los “déficits gemelos”, es decir el fiscal y el de cuenta corriente de la Balanza de Pagos, reforzando nuestra resiliencia para sortear choques internos y externos. En efecto, al cierre de 2018 el déficit del sector público no financiero alcanzó -2.4% del PIB, mientras el déficit de cuenta corriente se situó en -1.4% del PIB, por debajo de su promedio histórico.
El buen desempeño del sector externo permitió la acumulación continua de reservas internacionales, las cuales alcanzaron en 2018 a niveles históricos de US$7.6 billones equivalente a 4.4 meses de importaciones. Además, manteniendo la estabilidad relativa del tipo de cambio, con bajos niveles de inflación, ha contribuido a mejorar la competitividad del sector exportador.
La estabilidad macroeconómica que exhibe República Dominicana (RD), junto a la implementación de políticas económicas coordinadas, ha contribuido a que la percepción de riesgo-país para la RD, medida a través del Índice de los Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en ingles) de la firma JP Morgan, se ubique por debajo del promedio de AL desde 2017, reflejando la confianza de los inversionistas internacionales en los fundamentos de la economía dominicana.
Otra fortaleza de nuestra economía, es tener un sistema financiero líquido, rentable y altamente capitalizado. En ese sentido, los activos totales del sistema se expandieron en 8% durante 2018, mientras que el índice de solvencia fue superior a 17%. En adición, presentó una rentabilidad del patrimonio (ROE) de 19.1% y de los activos promedios (ROA) de 2.3%, mientras que la morosidad de la cartera de crédito fue de apenas 1.6%.
En cuanto al desempeño del presente año, la actividad económica se expandió en 5.1 % durante el período enero-mayo, asociada a una moderación de la inversión privada y enmarcado en el debilitamiento de la economía mundial que ha sido afectada por factores de incertidumbre, como las disputas comerciales entre los principales países y las tensiones geopolíticas en algunas economías emergentes. Por otro lado, las presiones inflacionarias se han reducido durante 2019, ubicándose en junio la inflación interanual en 0.92%, significativamente por debajo del límite inferior del rango meta del Banco Central de la República Dominicana (BCRD) de 4.0% ± 1.0%.
En este contexto de moderación de la actividad económica y de bajos niveles de inflación, el BCRD redujo su Tasa de Política Monetaria (TPM) en 50 puntos básicos en junio, al pasar de 5.50% a 5.00% anual para impulsar la expansión de la demanda interna. En adición, la Junta Monetaria redujo autorizó la liberalización de unos RD$34 mil millones de recursos del encaje legal para ser canalizados como préstamos a los sectores productivos, tales como exportación, manufactura, agropecuario, adquisición y construcción de viviendas, comercio y pequeñas y medianas empresas.
La implementación de estas medidas monetarias expansivas permitirá acelerar el mecanismo de transmisión de la política monetaria a través de una disminución en las tasas de interés del sistema financiero y de la dinamización del crédito privado, que contribuirán a impulsar el crecimiento económico en torno a los niveles previstos en el Programa Monetario de 5.5%, en un contexto de estabilidad de precios.
El impacto inmediato de las decisiones de política monetaria se ha reflejado en una reducción en las tasas de interés del sistema financiero y en la dinamización del crédito. De forma particular, los préstamos al sector privado en moneda nacional crecieron en 10.4% interanual en junio de 2019, apoyado en el efecto multiplicador de la medida de reducción en el coeficiente de encaje legal. En particular, la expansión del crédito privado en moneda nacional en junio estuvo influenciada por el crecimiento interanual en los sectores de Manufactura (30.2%), Consumo (12.7%) y Adquisición de Viviendas (11.9%).
En cuanto a las perspectivas, tanto las proyecciones internas como las expectativas de los agentes económicos apuntan a un crecimiento de la actividad económica en torno a 5.5% en 2019 y convergiendo al potencial de 5.0% en 2020, manteniéndose como la economía de mayor crecimiento de América Latina. Por otra parte, la inflación se mantendría baja, cerrando el presente año en torno a 3.0% y acercándose gradualmente al valor central del rango meta de 4.0%± 1.0% durante el año 2020.
En el sector externo, se proyecta que el déficit de cuenta corriente se ubique en torno a -1.5% del PIB, apoyado en las actividades generadoras de divisas, como la inversión extranjera directa, las remesas y, en cierta medida, el turismo, lo que continuaría contribuyendo la estabilidad relativa del tipo de cambio y la acumulación de reservas internacionales las cuales se espera concluyan el 2019 en US$8 billones. Por otro lado, se espera que continúe el proceso de consolidación de las finanzas públicas esperándose que se alcance un superávit primario durante 2019, según lo contemplado en el Presupuesto Nacional.
El Banco Central está confiado de que la República Dominicana continuará mostrando fuertes fundamentos macroeconómicos, apoyados en políticas económicas efectivas. En ese sentido, esta institución se mantiene dando seguimiento a los factores de incertidumbre del entorno internacional y doméstico, encontrándose preparada para reaccionar de forma oportuna para preservar la estabilidad macroeconómica y contribuir al crecimiento económico sostenido y al bienestar social.