Santiago. El mercado de pulgas que acoge a cientos de vendedores informales dominicanos y haitianos, crece en medio de caos, a un año de haber sido trasladado a un terreno en la utopista Joaquín Balaguer.
El día 8 de junio comenzaron las operaciones en el nuevo espacio que funciona con carpas instaladas en tierra y a escasos metros del canal de riego Ulises Francisco Espaillat. Para impedir su expansión, los propietarios de estaciones de combustible han tenido que reforzar la seguridad y colocar vallas para evitar que los buhoneros instalen sus puestos de ventas. En la acera de la autopista Joaquín Balaguer funciona hasta un puesto para la venta de agua fría.
La tranquilidad que durante años caracterizo el sector ya no existe los jueves, debido a la cantidad de vendedores informales. “Lo que más me preocupa es que como se instalan allí tantos puestos de venta cercanos al canal y ni siquiera cuenta con baños para hacer sus necesidades, esto afecte la calidad de las aguas que sirven para la producción agrícola de poblaciones como Villa González”, expresó Teresa Vásquez, una residente en la zona.
También choferes de rutas de autobuses se han mostrado preocupados por la expansión del mercado, debido a que los vendedores desafían el peligro al colocarse en las aceras de la autopista por donde circulan diariamente cientos de vehículos.
En enero del pasado año, la alcaldía de Santiago dejó sin efecto las operaciones del mercado de pulgas en el sector Pueblo Nuevo, debido a las constantes quejas comerciantes y residentes en esa zona y a la expansión desproporcionada, debido a que llegó a penetrar al mismo centro histórico.
A su traslado hacia la comunidad El Ingenio, la junta de vecinos del residencial El Ejecutivo acudió a los tribunales para rechazar su instalación en esa zona, por lo que cinco meses después, el alcalde Abel Martínez anunciaba nueva vez el cierre definitivo y el traspaso del mercado al sector privado, que se encarga de llevarlo al lugar actual.