Santiago. El empalme de las avenidas Circunvalación Norte con Tamboril en el sector Cienfuegos se enmarca dentro de una estrategia de crecimiento de la ciudad hacia el suroeste, ante un sismo de gran magnitud.
Sin embargo, la idea de que con esta importante vía vendrían a darse nuevos proyectos de viviendas y grandes edificaciones, se está viendo afectada , debido a que los terrenos son ocupados por cientos de familias con la improvisación de barrios.
Urbanizadores de Santiago consideran que por las condiciones del terreno, esa zona deberá desarrollarse con el paso de los años, pero ven como trabas las condiciones de marginalidad.
En uno de los extremos fue improvisado el sector Los Solares, terrenos tomados por invasores que luego fueron repartidos a familias de escasos recursos económicos. Los pagos por los terrenos tomados por grupos que se dedican a esa práctica eran, hace diez años, desde 15 mil hasta 30 mil pesos.
Improvisación
Del otro lado fueron levantados los barrios Villa Progreso I, II y III. La mayoría de las casas están construidas en madera y zinc, aunque con los años ya algunos han aprovechado la facilidad de los terrenos y allí han instalado desde bancas de loterías hasta ferreterías. Actualmente, la empresa contratista avanza en la conclusión del asfaltado desde la avenida Joaquín Balaguer, donde comienza el anillo que conecta con la Circunvalación Norte, hasta el canal de riego Ulises Francisco Espaillat.
En ese punto se levantan los muros para un elevado que empalmará con la avenida Tamboril. Sin embargo, el mayor inconveniente lo enfrentarán cuando llegue el momento de desalojar a las decenas de familias que ya levantaron sus casuchas en barrios como La Gloria, para dar paso hacia la avenida Tamboril, ya que esto va a encarecer la obra que se va a ejecutar.
Ocupantes esperan propuesta de desalojo
Solo algunos han recibido propuestas de comprarles sus inmuebles para empezar el desalojo. Entre los que esperan por un nuevo hogar se encuentra Tomasina Camacho, quien lleva diez años residiendo en La Gloria, un barrio afectado por cañadas y el hacinamiento. Camacho reconoce que en pocos días pudiera darse el desalojo y espera ir a un lugar más digno.
