Santiago. La permanencia de pacientes por tiempo ilimitado, algunos envejecientes o de nacionalidad haitiana, comienza a representar una carga para la administración del hospital regional José María Cabral y Báez.Y es que a pesar de que están para ser dados de alta, ningún familiar acude luego para reclamar su egreso. El pico más alto de ingreso en el Cabral y Báez fue de siete personas, de ellos cuatro eran de nacionalidad haitiana incluidas dos mujeres que luego de recibir atenciones sanitarias fueron llevados a la vecina nación.
Francia Lantigua, encargada de trabajo social del centro hospitalario, dijo que uno de los problemas que enfrentan, es con los enfermos envejecientes, pues luego los familiares se resisten a acogerlos. “Aquí hay pacientes que tienen hasta tres meses ocupando una cama, cuando ya fueron dados de alta y esto implica un problema para nosotros y una carga económica”, expresó Lantigua.
Buscan alternativa
Lantigua explicó que ya han hecho contacto con una entidad que le llaman Conapre, dedicada a acoger a los ancianos, pero todavía no han dado respuesta para llevarse a Vinicio Almonte y Ramón Gutiérrez.
Estos envejecientes llevan aproximadamente un mes y quince días en el área de geriatría ubicada en el sector nivel del hospital.
En el caso de Ramón Gutiérrez que fue acogido por el pastor Pablo Ureña, pero luego llevado nueva vez a hospital, duró varios meses durmiendo en el pavimento de la avenida 27 de Febrero.
Los pacientes de nacionalidad haitiana fueron llevados por presentar plaquetas bajas y otras complicaciones. El encargado de comunicaciones del hospital, Johnny Lama recuerda que al tratarse de un hospital, no pueden acoger por largo tiempo a pacientes que están para darle de alta.
Exhortan a parientes a estar pendientes
Lama calificó de complicada la situación que se presenta con estos pacientes para el centro de salud, pues ocupan las camas que deberían estar destinadas para personas que la requieren al ser hospitalizados y que tienen un padecimiento que debe ser tratado. Ante esta realidad hace un llamado a los familiares para que asuman su responsabilidad.