Santiago. Ante las limitaciones de recursos económicos para la cobertura completa de sus gastos operativos, la guardería La Esperanza, ubicada en barrio Santa Lucía del sector Cienfuegos, distrito municipal Santiago Oeste, enfrenta la posibilidad de tener que cerrar y dejar sin cuidado a los 35 niños que alberga.
A estos problemas, el Programa Niños con Una Esperanza, que en sus inicios dio apoyo a buzos rescatados del vertedero de Rafey, por la disminución de un 20 por ciento de las entradas económicas, se verán obligados a reducir la cantidad de niños que recibe.
El pastor Pablo Ureña, coordinador general del programa, señaló que fue apenas desde el año pasado cuando comenzaron a recibir RD$30 mil pesos por parte del Gobierno dominicano, mismo que le resulta insignificante para todo lo que deben costear.
“Solo de energía eléctrica se van RD$20 mil, aparte del agua, material gastable y el desayuno, comida y las tres meriendas que le damos a los niños”, enfatizó el religioso.
A raíz de que ya se está cumpliendo el plazo que les dio una entidad extranjera de garantizar los recursos económicos de la estancia durante su primer año de operación, solicitan la ayuda de las autoridades competentes o de manos solidarias para que vayan en su auxilio. De lo contrario duda que pasen del próximo mes ofreciendo este servicio.
Proyecto solidario
Ureña destaca que además de guardería, tienen 19 años con una sala de tareas especializada con aproximadamente 200 niños y adolescentes; esta se mantiene mediante otra organización, que, debido a que disminuyeron un 20% de las entradas, deberán reducir la cantidad de niños que reciben.
“Tengo fe de que algún día vamos a tener un Gobierno que realmente le importen los niños. Pensé que iba a ser un antes y un después con este nuevo presidente, pero muchos de sus funcionarios más nunca cogieron el teléfono luego de ganar”, aseguró Ureña.
De lunes a viernes en horario de 7:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, esta institución, de las pocas existentes en esa zona, busca apartar a los infantes y jóvenes de la delincuencia, ofrecer una formación integral y además servir de soporte a los padres que no tienen dónde dejar a sus hijos.
“Solo pido que me ayuden cubriendo el salario de las cinco empleadas que tenemos en la parte de guardería. Los 1,500 pesos que le cobramos a los padres es prácticamente simbólico, eso da para poco”, dijo con pesar.
Programa espera apoyo de entidades gobierno
Ureña refirió que como entidad, hicieron contacto con directivos del Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (Inaipi), quienes visitaron el lugar hace ya siete meses.
La comisión consideró que el espacio para el cuidado de los niños estaba en buenas condiciones. No obstante, sus directivos informaron que no estaba en sus manos la decisión de apoyar, sino de otro equipo. A la fecha, no han recibido ninguna respuesta.