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El huracán Rafael, que intensificó su fuerza en las aguas cercanas a las costas sur-occidentales de Cuba, se convirtió en un ciclón de categoría 3 este miércoles. La tormenta ha causado severos daños en la red eléctrica del país, afectando el suministro de electricidad en gran parte de la isla y dejando sin energía a miles de cubanos.
Ante la gravedad de la situación, las autoridades han tomado medidas drásticas, evacuando a miles de personas en áreas de alto riesgo, suspendiendo clases, y paralizando el transporte público.
La llegada del huracán a Cuba ha generado gran preocupación, no solo por su fuerza, sino también por las secuelas de otros fenómenos climáticos recientes.
Evacuaciones masivas
Entre el martes y miércoles, más de 50,000 personas se evacuaron en La Habana, mientras que en otras provincias como Sancti Spíritus y Villa Clara se registraron evacuaciones adicionales de 11,000 y 13,000 personas, respectivamente.
Las autoridades cubanas han identificado estas áreas como de alto riesgo debido a la proximidad de la tormenta y su potencial para causar inundaciones y daños estructurales. Además, las autoridades de la isla están monitoreando de cerca los niveles de los embalses y la crecida del río Zaza en Villa Clara, donde la situación es especialmente crítica.
En otras áreas como Pinar del Río, Isla de la Juventud y Mayabeque, también se han realizado evacuaciones preventivas. Las autoridades han instado a los ciudadanos a trasladarse a refugios temporales para protegerse de los intensos vientos y lluvias que acompañan al huracán. En la turística isla de Cayo Largo del Sur, se evacuaron a 758 personas, entre turistas y trabajadores, para garantizar su seguridad.
Suspensión de clases y transporte
El huracán Rafael ha afectado significativamente el sistema eléctrico del país, dejando sin electricidad a la mayoría de las provincias del oeste y el centro de la isla. Las cuadrillas de trabajo están realizando esfuerzos por restaurar el servicio, pero la magnitud del desastre y las condiciones climáticas han complicado las tareas.
La capital, La Habana, ha sufrido grandes interrupciones en su actividad diaria. El transporte público se suspendió, lo que ha dificultado la movilidad de los ciudadanos, y las clases se cancelaron en todas las instituciones educativas. También se suspendieron las actividades laborales en diversas áreas, mientras que los empleados municipales trabajaban en la limpieza de las calles y en la retirada de materiales que pudieran arrastrarse por las fuertes lluvias y vientos.
En la costa, el malecón habanero y otras zonas bajas fueron objeto de medidas preventivas, con el objetivo de minimizar los daños por posibles inundaciones. En particular, se aseguraron los techos y las ventanas de edificios vulnerables, y se tomaron medidas para proteger los bienes en riesgo.
Cancelación de vuelos
Debido a la amenaza que representa el huracán, las autoridades cubanas han cancelado vuelos internacionales y nacionales en las principales terminales aéreas del país, como el Aeropuerto Internacional José Martí en La Habana y el Aeropuerto Internacional de Varadero.
La cancelación de vuelos es una medida preventiva para garantizar la seguridad de los pasajeros y el personal aeroportuario, y se espera que las operaciones se reanuden una vez que el huracán pase y las condiciones sean más favorables.
El golpe de Rafael
Este nuevo impacto de Rafael llega en un momento particularmente difícil para Cuba, que apenas se está recuperando de los daños ocasionados por el huracán Oscar, que azotó el oriente del país hace dos semanas, dejando al menos ocho muertos y grandes pérdidas materiales.
La situación se torna aún más compleja debido a los apagones que han afectado a varias zonas del país, complicando los esfuerzos de recuperación y aumentando las dificultades para la población.