MADRID (AP) — El fugitivo ex presidente de Cataluña Carles Puigdemont envió el lunes una carta al Parlamento regional donde le solicita que garantice su derecho a asistir esta semana a una sesión en la que espera ser reelecto como líder del gobierno de la región, sin ser arrestado.
El Tribunal Constitucional de España falló el sábado que Puigdemont _quien huyó a Bélgica tras la declaración unilateral de la independencia de Cataluña en octubre_ debe estar presente en el Parlamento para ser elegido como presidente de la región en una sesión el martes. Un juez español ordenó el arresto de Puigdemont por posibles cargos de rebelión y sedición.
El tribunal dijo además que Puigdemont debe obtener un permiso de la corte para asistir a la sesión. Inicialmente, se esperaba que Puigdemont solicitara ese permiso, pero el lunes su abogado dijo que eso era improbable. El abogado no descartó la asistencia de Puigdemont.
La corte falló que la sesión no sería válida si Puigdemont asiste sin el permiso.
Si el parlamento catalán aprueba el pedido de Puigdemont y da luz verde a su asistencia sin el permiso, ello allanaría el camino para otro enfrentamiento con el gobierno central español y sus instituciones judiciales.
Puigdemont es uno de muchos legisladores y líderes cívicos bajo investigación por rebelión y sedición, en relación con las gestiones independentistas catalanas que han llevado a España a su peor crisis política en décadas.
La crisis ha continuado debido a la escasa mayoría lograda por los independentistas de Puigdemont en las elecciones del 21 de diciembre.
En la sesión del martes, el titular del Parlamento tiene dos alternativas. Podría ignorar al tribunal y permitir una votación con la asistencia de Puigdemont si es que viene, o podría permitirlo por videoconferencia, lo que ha sido prohibido por el tribunal.
Otra opción es que se elija a otro candidato, pero ello probablemente causará gran enojo entre los miles de activistas independentistas que han prometido marchar frente al recinto.
Las encuestas históricamente muestran que los catalanes están a favor de poder decidir su propio futuro, pero están divididos en mitades iguales en cuanto a la necesidad de declarar la independencia.