El progresismo es una tendencia política, muy vinculada a la izquierda, con la que se identifican la gente de Podemos en España, los antiimperialistas en América Latina y algunos demócratas en Estados Unidos.
Para la politóloga Gloria Alvarez, los progresistas se sienten en deuda con la sociedad, por injusta. Y esta injusticia la quisieran resolver (pero con el dinero de otros). Entiende que son gente que no ha leído mucho ni conoce bien cómo funciona la economía, y por eso en sus discursos abundan más los insultos, y el culpar a terceros, que los argumentos convincentes.
Sin dudas es bastante así:
Porque cuando presentan sus propuestas para arreglar el mundo, adjudican a la “buena intención” una capacidad que sobrepasa el sentido común. Y pasan permanentemente por alto la evidencia de los hechos. Podemos, por ejemplo, parece no darse cuenta de que los venezolanos están comiendo en basureros, ya que sigue recomendando para España lo mismo que se hizo en Venezuela.
Están convencidos además de que existe un malvado 1pc de la población (los más ricos del mundo) que es culpable de la desigualdad, y debe ser castigado. Como si Bill Gates o el dueño de Zara nos hubiesen quitado algo. Como si quitarle dinero a esa gente fuera a acabar con la pobreza.
Entienden que subiendo impuestos se dinamiza la economía, como si esto haya motivado alguna vez a alguien a producir. Y hablan del trabajo infantil como si fuera una característica deplorable de nuestro tiempo, cuando nunca antes, desde los orígenes de la humanidad, los niños habían trabajado menos.
No conforme con desconocer cómo funciona la economía, los progres son además moralistas. Y muy particulares, por cierto. A Mujica le perdonan su pasado terrorista. Porque el que viviera como un pordiosero siendo Presidente es lo que vale y lo hace grande.
Y es que para los progres “la gente con valores vive con poco”. Se atreverían incluso a despojarnos de todo lujo para que nos diésemos cuenta de lo felices que pudiésemos ser. ¡Qué pesados!