Cuando fui invitado como conferencista en el desayuno del Arzobispado el 6 de abril, me hicieron una serie de preguntas que por falta de tiempo fue imposible contestar.Debo confesar que lo había olvidado, y la semana pasada por diferentes vías dos jóvenes me recordaron el compromiso que asumí en ese momento, de responderlas en uno de los artículos que semanalmente escribo en este prestigioso diario. Hoy cumplo lo prometido.
¿Qué recomienda a la nueva generación de nuestro país que se siente desmotivada a seguir trabajando por su país ante los problemas sociales, la corrupción y pocas oportunidades de de trabajo?
Empezaría por decir que nada de esto es nuevo. La corrupción es un mal ancestral de nuestro país. La corrupción frena el desarrollo y el equilibrio, reduce oportunidades, inversiones necesarias y puestos de trabajo. La corrupción es la antítesis a los valores cristianos y todos debemos combatirla. Por eso necesitamos una verdadera justicia que castigue estos hechos y desechar la indiferencia que sin duda premia el manejo indebido de los recursos.
Con relación a las oportunidades, debemos buscarlas, luchar por ellas, nada es fácil, y les aseguro que solo triunfa el que persevera, el que se levanta tantas veces como se caiga. El que desecha el lujo y tiene como norte el ahorro y la humildad. El que recuerda que el dinero es un medio no un fin. Triunfa el que sueña y persevera y que su éxito lo comparte con otros menos afortunados.
¿Cuál sería a mi entender el monto del salario mínimo?
Debe ser el que permita a una familia vivir dignamente. Muchas veces se critica a los empresarios a veces con razón, pero hay que tener en cuenta que tenemos muchas cargas sociales que limitan mejorar los salarios. Hace unos días ayudaba a un amigo con sus estados financieros y cuando entramos al renglón de salarios, las cargas sociales duplicaban lo que pagaba en sueldos. Eso tiene que ser corregido porque no solo frena mejorar los ingresos de la población, sino que lleva empresas a la quiebra y reduce la posibilidad de generar empleos.
¿Qué opinión me merece el salario de algunos funcionarios frente al salario mínimo?
Existe sin dudas una iniquidad, incluso vemos como muchos funcionarios ganan más que el presidente y esto es consecuencia de que no existe una política salarial. Hay miembros de consejos que ganan tanto como el titular y apenas asisten a trabajar un día al mes. El Estado no puede ser benefactor, porque el resultado es que siempre tendremos un presupuesto deficitario y la famosa presión fiscal nunca será suficiente porque gastamos más de lo que ingresa y no precisamente en las áreas necesarias para reducir la pobreza.
¿Cuál es mi posición sobre la reelección del 2020?
Mi posición frente a la reelección no es solo para la del 2020. Nunca he sido partidario de que los gobiernos se reelijan. Recuerdo que desde que presidía la Asociación de Industrias de la República Dominicana durante las presidencias del doctor Joaquín Balaguer nunca fui partidario de que en un país de instituciones tan débiles, los gobiernos puedan relegirse. Nuestra debilidad es tal que cambiamos la Constitución para permitir la reelección, esto genera grandes gastos para sufragar las campañas, y la solución luego es una reforma tributaria que aumenta los impuestos, básicamente a la clase media limitando su posibilidad de crecimiento.
¿Cómo agilizar el pacto fiscal?
De acuerdo a la agenda de desarrollo la discusión del mismo debe empezar tan pronto termine el pacto eléctrico. El país requiere un pacto fiscal, existen miles de impuestos que no tienen sentido y son causantes de que la economía no sea competitiva. El ITBIS, demasiadas exenciones y esto contribuye no solo a la evasión, sino que crea enormes problemas a empresas que pagan ITBIS en sus materias primas, pero venden a sectores exentos, lo que les imposibilita compensar y les crea una competencia desleal frente al producto importado. Otro aspecto a considerar en una futura reforma fiscal es el exceso de gastos innecesarios de muchas instituciones gubernamentales, porque se habla siempre de la baja presión fiscal del sistema dominicano, pero nunca se toca el tema del exceso de gastos de una economía pobre como la nuestra.
¿Su opinión sobre el sistema de seguridad social?
Nuestro sistema de seguridad es una copia del sistema chileno. A finales de los noventa cuando fue aprobado representó un gran avance pero debe ser revisado. Nuestra carga social es muy alta y muchos de estos recursos no se están utilizando adecuadamente. Está el caso de los fondos de accidentes de trabajo. Una acumulación de recursos inmensa sin utilidad. Debíamos trabajar en la eliminación de las prestaciones como se acordó en sus inicios, respetando los derechos adquiridos y estos recursos de accidentes de trabajo utilizarlos para crear un fondo de desempleo.
Nuestra economía requiere la adecuación de muchas de sus leyes, pero lo más importante es la aplicación de las mismas. Crear verdaderas posibilidades de generación de empleos para esa juventud que se siente frustrada por falta de oportunidades y evitar que escoja el camino del juego, del narco o del crimen y que todos trabajemos para ese futuro que necesitan.