Luis Abinader emerge como uno de los principales ganadores del proceso del pasado domingo, al lograr una amplia victoria, lo que le permite arrancar su campaña con un partido compactado, mientras sus rivales del oficialismo enfrentan una crisis luego de las votaciones.
Aunque muchas cosas pueden ocurrir en los siete meses que restan para las elecciones presidenciales, Abinader y su partido, el Revolucionario Moderno (PRM), salen bien posicionados tras superar el reto de las primarias cerradas.
El excandidato presidencial obtuvo una holgada victoria, confirmando los pronósticos de todas las encuestas, resultado que fue reconocido de inmediato por el benjamín de la contienda interna, Wellington Arnaud, y ayer por el expresidente Hipólito Mejía.
En consecuencia, en el PRM no habrá resaca, por lo que Abinader se ahorra la fase de la recomposición que normalmente tiene que asumir el ganador de un proceso interno de un partido, sobre todo cuando la competencia es reñida y los contendientes no asimilan de inmediato la derrota.
Con este ahorro de tiempo, esfuerzos y recursos, Abinader inicia su lucha hacia la presidencia de la República con una evidente ventaja comparativa frente a sus rivales del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), organización que sí ha salido lacerada del proceso.
Un solo factor, de entrada, parece haber empañado en cierto modo el éxito de Abinader y el PRM en este proceso. El hecho de que se optara por el método de primarias cerradas se tradujo en una enorme diferencia entre la cantidad de votos lograda por el PLD y la alcanzada por el principal partido de oposición.
En las primarias abiertas del PLD, a nivel presidencial, se contaron 1,871,754 votos, mientras que en las votaciones del PRM se registraron, a ese nivel, un total de 382,294 sufragios.
El sector Abinader siempre se opuso a las primarias abiertas, mientras Mejía era un abanderado de esa metodología. Al parecer, la gente de “Papá” entendía que ese esquema lo podía favorecer, pero las encuestas siempre registraron una amplia ventaja de Abinader, tanto entre perremeístas como entre la población, en sentido general.
Las primarias del domingo, en las que, además de elegir al candidato presidencial se definió gran parte la boleta en los niveles congresual y municipal, ha sido otra prueba de unidad superada por los perremeístas.
El proceso se dio sin contratiempos a todos los niveles, a pesar de que en algunas demarcaciones se daban luchas entre precandidatos seguidores de las dos principales tendencias.
Sin embargo, Mejía y Abinader mantuvieron unas relaciones armónicas y fluidas durante toda la precampaña, lo que generó la misma conducta entre sus seguidores, al tiempo que hacia afuera se enviaba un mensaje de unidad.
Ya los perremeístas habían superado la prueba de la renovación de la directiva, en la que también se produjo la concertación entre los principales líderes, quienes apoyaron el binomio José Paliza-Carolina Mejía, para ocupar los dos principales cargos de dirección de la fuerza opositora.
Los retos que le aguardan a Abinader y al PRM
Para Abinader y el PRM se trata del inicio de una dura lucha contra un partido que se ha acostumbrado a ganar elecciones y sabe cómo hacerlo.
Uno de los retos que tiene la organización es afinar una estructura a nivel nacional que pueda competir con el oficialismo.
Asimismo, generar alianzas con otras fuerzas para evitar la dispersión del voto opositor que se ha dado en procesos electorales anteriores.