SANTIAGO DE CHILE (AP) — El Papa Francisco pidió perdón el martes por los abusos sexuales de religiosos a niños en Chile y afirmó que la Iglesia debe esforzarse porque no se vuelva a repetir durante el primer día completo de actividades de su visita a la nación andina, en que se registraron la quema de varias iglesias y el arresto de docenas de manifestantes.
Francisco arrancó la mañana con una visita a la presidenta Michelle Bachelet en el palacio de gobierno de La Moneda y ante unos 400 invitados el pontífice aludió a un tema que era esperado, aunque no formaba parte de su agenda, el de los múltiples abusos sexuales a niños que mayoritariamente fueron ocultados por la jerarquía católica.
“Y aquí no puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia”, enfatizó Jorge Mario Bergoglio, quien después del encuentro con la líder socialista chilena ofreció su primera misa campal en una plaza de la capital.
“Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir”, agregó el Santo Padre.
Durante la primera jornada se registró el incendio de tres iglesias en el país, según la policía. En tanto, que docenas de personas que protestaban cerca del parque en donde Francisco ofreció su primera homilía fueron arrestados.
Las autoridades informaron que dos iglesias fueron quemadas en las primeras horas del martes en la región sur de la Araucanía. El papa visitará a los indígenas Mapuche el miércoles en Temuco, la capital de Araucanía. La tercera parroquia atacada fue en Puento Alto, al sur de Santiago. Hasta ahora se han registrado al menos nueve ataques contra iglesias desde el viernes y no está claro quién está detrás de ellos.
Las primeras palabras del Papa fueron recibidas por un fuerte y prolongado aplauso de los presentes que incluía al presidente electo Sebastián Piñera y al exmandatario Ricardo Lagos. Llamó la atención que haya escogido Chile para pedir perdón por los abusos de clérigos y hasta obispos a niños y adultos, ya que, por ejemplo, en su visita a México no tocó el tema.
Benito Baranda, un psicólogo y exdirector del Hogar de Cristo _un centro católico que acoge a muchos pobres y coordinador del gobierno en la visita papal_ opinó que “el Papa (escogió) este lugar porque se dio cuenta que los abusos conocidos ampliamente a partir del 2010 impactaron a todos los chilenos por igual y dañó la imagen de la iglesia y dañó a Chile”.
La agenda del papa en Chile contempla los problemas de los indígenas mapuches chilenos y los inmigrantes, pero el incómodo tema se coló entre sus actividades luego que la semana pasada The Associated Press divulgó una carta de Francisco fechada el 31 de enero de 2015, en la que reconoce que estaba advertido de los inconvenientes de nombrar como obispo de la diócesis sureña de Osorno, 930 kilómetros al sur de Santiago, al obispo Juan Barros.
Barros fue formado por el sacerdote Fernando Karadima, el mayor pedófilo de la iglesia católica chilena conocido hasta ahora, que reinó en una parroquia a la que asistían feligreses de la elite económica. Su carisma convirtió la iglesia en un semillero que formó más de 50 sacerdotes y cinco obispos.
Nunca se podrá saber cuántos menores fueron abusados por Karadima, que inició su labor en la parroquia de El Bosque en la década de los sesenta. El periodista Juan Carlos Cruz, relató a la AP, llorando, parte del aprovechamiento que el cura hacía de ellos. Contó que les daba “besos cuneteados” (en el borde de los labios), con las cabezas de los muchachos entre el pecho y el cierre abierto del pantalón del cura, mientras Barros y los obispos Tomislav Koljatic y Horacio Valenzuela, entre otros, presenciaban los abusos.
Cruz y otros abusados iniciaron muy tempranamente las denuncias, incluso llegaron con una carta al Arzobispado de Santiago, que fue destruida según una víctima entrevistada por AP hace algunos años.
En su discurso Francisco no nombró a Karadima ni, por ejemplo, al arzobispo emérito chileno Francisco Javier Errázuriz, quien forma parte de una comisión asesora del pontífice. Errázuriz dijo en un juicio criminal que nunca creyó las denuncias.
Karadima fue castigado por la moderna inquisición a una vida de oración, mientras es cuidado por un grupo de religiosas, pero fue absuelto en un juicio criminal sólo porque los delitos habían prescrito, había transcurrido mucho tiempo, aunque la jueza del caso afirmó que había suficientes pruebas de los abusos.