Los niños y niñas que presencian violencia en sus hogares por parte de las personas adultas con quienes conviven, sufren secuelas psicológicas a corto y largo plazo, que afectan su desempeño y desarrollo emocional, al tiempo que genera conductas inadecuadas.
Esta es una de las conclusiones de la Encuesta Experimental sobre la Situación de las Mujeres (ENESIM-2018), elaborada por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de la Mujer, la cual muestra que la convivencia con adultos violentos durante la niñez puede incidir en la tolerancia de la violencia en la vida de las personas, especialmente de las mujeres.
Según el estudio, el 33% de las mujeres de 15 años y más era golpeada de vez en cuando por las personas adultas con la que vivía hasta los 15 años de edad, especialmente en la zona rural, lo que suele reflejarse a través del tiempo por medio de la conducta expresada hacia los demás.
Los datos muestran que un 14.6% de las mujeres alegó que las personas con quienes vivía hasta los 15 años se golpeaban de vez en cuando y con mucho frecuencia en un 3.7%.
“Hay estudios que muestran que la violencia se transmite entre generaciones. Los niños que son testigos de violencia en sus hogares son más proclives a ser violentos en sus hogares y en los espacios públicos. Este último punto debe hacernos reflexionar. Combatir la violencia contra las mujeres tiene un efecto multiplicador”, subrayó el representante del BID en el país, Miguel Coronado, durante la puesta en circulación del estudio.
Hacinamiento incide en la violencia
Otro aspecto relevante reflejado en encuesta es que el nivel de hacinamiento de la vivienda en la cual viven las mujeres es un detonante de la violencia, principalmente en el ámbito privado.
Un ejemplo de esto es que el 46.8% de las mujeres que viven bajo condiciones de hacinamiento critico han sufrido violencia física, frente a un 34.7% de las que viven en viviendas adecuadas.
Según el estudio, esto podría deberse no solo a la incomodidad de tener que compartir un espacio mínimo, sino que también al incremento de los niveles de estrés, la falta de tolerancia, entre otros factores.
Los resultados de la ENESIM ponen de manifiesto que el 10.7% de los hogares del país está en condición de hacinamiento y que los hogares sin dormitorios constituyen el 7.6%.
De acuerdo a los resultados de la encuesta, las mujeres que al momento del estudio estaban desocupadas a lo largo de toda su vida, han sido más propensas a sufrir violencia de tipo psicológica (49.8%) y sexual en un 71.5% en el ámbito público.
De acuerdo al estado conyugal, a lo largo de toda la vida, las mujeres separadas tienen más posibilidades de experimentar algún tipo de violencia psicológica con un 49.6% y económica en un 35.6%, por parte de la pareja actual o la última que tuvo; mientras que las casadas son más proclives a sufrir violencia física, en un 25.75% y sexual en un 25.7%. Asimismo, el estudio realizado porla ONE revela que estas últimas fueron las más propensas a sufrir cualquier tipo de violencia de pareja en los 12 meses anteriores a la encuesta en la que participaron 4,083 mujeres de todo el territorio nacional.
Mujeres sufren daños físicos y emocionales
La mujer que ha sido víctima de violencia, además de afrontar daños físicos también sufre trastornos emocionales. Se trata del “Síndrome de la mujer maltratada”, que se manifiesta con baja autoestima, interiorización del machismo, depresión profunda, miedo, estrés, ansiedad, aislamiento, sentimientos de subordinación y culpabilidad, bloqueo emocional, trastornos alimenticios y del sueño, entre otras manifestaciones.