El preocupante fenómeno en el que la víctima es cómplice de su muerte trasciende las barreras socioeconómicas
República Dominicana es el segundo país en América Latina con la mayor incidencia de feminicidios. En un promedio de tres días, una mujer con sueños y esperanzas pierde la vida a causa de la violencia perpetrada por quienes alguna vez compartieron su intimidad.
La tragedia se torna aún más compleja cuando las víctimas, no logran reconocerse como tal, convirtiéndose en cómplices de su propia muerte.
El fenómeno de la mujer maltratada es una complejidad dentro de la violencia de género, que se agrava a medida que las víctimas se aferran a la idea de cambiar a sus agresores. La realidad se desdibuja, y la justicia, en ocasiones, no logra colocarse en el lente de la víctima.
Este preocupante fenómeno trasciende las barreras socioeconómicas, evidenciando que la problemática de las “parejas penales” afecta a mujeres de diversas condiciones y estatus social.
El programa de investigación Reporte Especial, conducido por Julissa Céspedes, presenta testimonios de mujeres que prefieren preservar su identidad en el anonimato, víctimas de violencia, que aseguran que sus parejas poseen defectos, como cualquier otra persona y justifican sus acciones violentas.
María (nombre ficticio), de 28 años de edad, se vio involucrada en una discusión con su pareja y padre de dos de sus tres hijos. Durante el altercado, su hijo mayor de 7 años se asustó y llamó al 911, lo que resultó en el arresto de su pareja de 38 años. Posteriormente, María se trasladó a la fiscalía para solicitar su liberación.
A finales del 2023, Juana, nombre ficticio, de 54 años, se encontraba en su hogar cuando su pareja de 46 años, padre de uno de sus cuatro hijos, llegó visiblemente afectado por el alcohol. A pesar de sus intentos de entrar, Juana se negó a abrirle las puertas debido a que llevaba varios días consumiendo alcohol de manera excesiva. Ante la persistencia de su pareja, Juana decidió llamar a la Policía, quienes procedieron a su arresto. Posteriormente, Juana se vio en la necesidad de acudir a la fiscalía para abogar por su liberación. La complicidad de las víctimas con sus agresores, en ocasiones, se convierte en un círculo vicioso difícil de romper, contribuyendo a la perpetuación del maltrato.
Cuando la víctima retira la denuncia
De acuerdo con la psicóloga clínica, Angie Santana, hace más de dos décadas dentro del área de la psiquiatría y psicología se está hablando del síndrome de la mujer maltratada. “Esto es un síndrome, esto está estudiado. Tú ves que muchas personas van a la fiscalía, ponen la querella y son ellas mismas o ellos mismos que van y retiran la denuncia”, dijo.
Ante esta situación, recomienda que “si tu pareja está mostrando pequeñas señales de irrespeto, de violencia, de falta de consideración, se debe poner un paro en ese momento. ¿Qué pasa que no ponemos el paro? Pasa que entramos en una dinámica donde caemos en el círculo de la violencia, en el síndrome de la mujer maltratada y entonces empezamos a justificar acciones que no tienen justificación”.
Y es que la fatalidad que acompaña a las mujeres en manos de sus parejas o exparejas sentimentales representa el síntoma más atroz y desgarrador de la violencia de género. Cada pérdida trasciende las frías estadísticas para revelar historias individuales de sufrimiento, vidas truncadas y sueños que se desvanecen prematuramente.
Al respecto, la estudiosa de la conducta Angie Santana explica que la mujer que perdona a un esposo maltratador no lo hace porque le gusta el maltrato, sino “porque en su creación y su definición de relación ella pasa por unos procesos que no le permiten tener la autonomía de salir de ahí”. Aconseja que cuando hay violencia, no se puede dar segundas oportunidades. “Y esto yo lo he dicho en todos los espacios donde he tenido la oportunidad. La violencia, el hombre violento, la mujer violenta, la dinámica relacional violenta. Sí, claro que se puede trabajar y claro que se puede erradicar, pero no estando dentro de una convivencia de pareja o familia”, sostiene.
Hasta el 21 de enero de 2024, las autoridades han registrado un total de 8 feminicidios íntimos, un dato de especial preocupación. Lo impactante de esta estadística es que ninguno de estos casos contaba con denuncias previas.
Los dos primeros feminicidios se registraron el 2 de enero, el primero fue en Mao provincia Valverde donde el cabo de la Policía, Vladímir Heredia de 26 años, le quitó la vida a su pareja, Nolvery Vanderhorst de 29 años, también miembro de la institución, mediante varios disparos, tras una acalorada discusión.
Ese mismo día, la Policía detuvo a Noraldo Arquímedes Santos, de 45 años, acusado de estrangular a Fátima Dilenia López Rosario, de 43 años, en el sector Villa Rosa de la provincia de La Vega. La mujer fue encontrada sin vida por uno de sus hermanos.
El 4 de enero, Rosa Abreu, de 34 años, fue declarada muerta en el hospital Darío Contreras debido a un disparo propinado por su pareja, Celestino Lara. Este hecho ocurrió en el sector Los Mina, en el municipio Santo Domingo Este, frente a su hija de 12 años.
Cada enero las primeras noticias que tiñen de luto las redes sociales y los noticiarios son precisamente los feminicidios íntimos, los escenarios de ese crimen de odio son cada vez más atroces acompañado de armas, destaca Ana Villa Camacho, directora de Violencia de Género.
El año 2022 conforme las estadísticas de la Procuraduría General de la República, estuvo marcado por un aumento significativo en las denuncias por violencia de género, y por denuncias de violencia intrafamiliar.
La directora de Violencia de Género precisa que de las 87 mil denuncias que anualmente se reciben en todo el territorio nacional, en las unidades de atención a víctimas y en líneas vida, el delito más denunciado es la violencia psicológica en la violencia intrafamiliar, seguida de la violencia física.
En el caso de la violencia de género, se registraron 22,163 denuncias. La violencia física, con 7,447 casos, destaca como una forma cruda de agresión. Sin embargo, la violencia verbal y psicológica, con 14,716 denuncias, demuestra ser igualmente perniciosa, dejando cicatrices invisibles pero profundas en las víctimas.
Violencia intrafamiliar con 54 mil denuncias
La violencia intrafamiliar, regulada por el artículo 309-2 del Código Penal, se presenta como otro frente crítico con un total de 54,441 denuncias.
La violencia física intrafamiliar suma 21,862 casos, evidenciando que algunos hogares no son un espacio seguro. Además, la violencia verbal y psicológica, con 31,758 denuncias, y la violencia patrimonial, con 821 casos, refuerzan la complejidad de la situación, según las estadísticas oficiales.
En el síndrome de la mujer maltratada empezamos a justificar acciones que no tienen justificación”
Angie Santana
Psicóloga clínica
Unidades de Atención a Víctimas y en Líneas Vida reciben más de 87 mil denuncias anualmente
Ana Villa Camacho
Directora de Violencia de Género