La intensa sequía que castiga al país ha hecho recordar que se requiere buscar una cantidad importante de recursos para construir una serie de presas, que conducirían a lograr un mejor aprovechamiento de las aguas, incluyendo el control de las inundaciones.
Los números sobre el dinero necesario y las presas que deben construirse varían. Pero los analistas del tema coinciden en un punto: “Es una prioridad que eso se haga, y que no se tarde tanto para hacerlo”, aseguran. El geólogo Osiris de León ha dicho que para aprovechar más el agua y controlar las inundaciones hay que construir –por lo menos- diez grandes presas, que de acuerdo con sus cálculos costarían entre todas alrededor de US$3,000 millones.
Mientras, el ingeniero Silvio Carrasco, especialista del agua, ha asegurado que para resolver el tema de las inundaciones en la Línea Noroeste y el Bajo Yuna se requiere construir tres grandes presas y aconseja que esas obras se realicen con dinero del Presupuesto Nacional.
La primera de ellas debe ser la de Guayubín y no la de Ámina, como se ha estado diciendo; la segunda debe ser la presa de Ámina baja (no Ámina alta) y una tercera presa debe ser la de Alto Yuna en Los Quemados, Bonao, en la confluencia de río Blanco con río Yuna. Desde el punto de vista de Osiris de León, se necesita una presa en Guayubín, provincia Montecristi; una en Alto Yuna, específicamente en Los Quemados-Bonao (provincia Monseñor Nouel), que estaría ubicada en la confluencia de río Blanco con el río Yuna; una para el río Higuamo, que todavía no tiene represas en San Pedro de Macorís, y una para la zona de influencia del río Yaque del Sur, que en este caso es Monte Grande, iniciada formalmente hace varias semanas en Barahona.
También sugiere una presa para el río Soco (San Pedro de Macorís), una para Chavón (La Romana); una para el río Sanate (en La Altagracia), y otra para el río Duey, también en La Altagracia. Son cinco grandes ríos ubicados en el Este. Osiris asegura que se requiere contar con una represa en el río Bao, en la zona Sabana Iglesia, en Santiago de los Caballeros en la zona Norte del país, y otro en el río Yaque del Norte.
En el país se comenzó la construcción de grandes presas desde los años 70, cuando el entonces presidente Joaquín Balaguer inició la de Tavera y luego a la de Valdesia, que fueron las dos primeras. Para entonces, construir una presa costaba cerca de RD$50 millones. Actualmente, construir una presa del tipo Tavera o Valdesia puede costar entre 400 y 450 millones de dólares.
Aconseja se hagan con el Presupuesto Nacional
Según Carrasco, las presas tienen que hacerse con presupuesto nacional, como se hizo a Monción, Sabana Yegua, Tavera, Hatillo y Rincón. “Los préstamos que sean para hacer presas hidroeléctricas, que se pagan solas. Y deben ser del sector privado, no del Gobierno. Para qué va a invertir el Gobierno un dinero que puede invertir el sector privado. Que lo haga el inversionista que se va a vender su energía”, sugiere el experto. Dice que un problema grande requiere soluciones grandes. “Y no hay solución grande que sea de corto plazo. No existe una solución a un problema grande que sea de corto plazo. No existe, y menos en un país pobre”, plantea. “Con el tema del agua hay dos grande problemas: Las inundaciones y las sequías. Ambos atacan a la pobreza, de una manera directa”, indica.