El problema de estrechez de sus vías y el crecimiento de su parque vehicular afectan cada vez más la movilidad
Las calles y avenidas de la ciudad de Santo Domingo se han quedado estrechas: no dan abasto para la cantidad de vehículos que circulan día tras día en esta urbe con movilidad limitada, menos del 17 por ciento de su área está destinada a calles y aceras.
Esa proporción está muy por debajo al 35 por ciento que recomienda ONU-Hábitat. Esto se debe en gran medida, según el arquitecto Erick Dorrejo, a que el Distrito Nacional, sobre todo en su casco central, fue construido en el década de los 40, 50 y 60, para una población tope de medio millón de personas. Pese a que esa cifra de habitantes fue superada hace mucho tiempo, poco se ha realizado para suplir las necesidades de movilidad de ese crecimiento.
“Hoy en día tenemos una ciudad de 4 millones de habitantes en su conjunto, versus a una ciudad de principios de la década de los sesentas de 500 mil habitantes. Pero es la misma ciudad. Se maneja de la misma forma, se administras de la misma forma, incluso en algunos aspectos hemos involucionado, porque la ciudad de finales de la era de Trujillo (al término de los cincuentas, principio de los sesentas) tenía dos líneas troncales de transporte colectivo, con paradas fijas y con frecuencias que funcionaba efectivamente. Sin embargo, hoy pensamos que administrarla con dos líneas, con sus paraditas va a ser lo único que va a solucionar el tema. No, esta urbe ha crecido enormemente”, expresó Dorrejo
Jesús D’Alessandro, director del Plan Estratégico del Distrito Nacional, confirmó que el Distrito tiene muy poco espacio de calles y aceras, menos del 17% de su área, “cuando la proporción que facilita a las ciudades un manejo sostenible es de 30 a 35% según la data levantada por ONU-Hábitat”. Esto, según considera, perjudica no sólo la capacidad de la ciudad de albergar la sobrepoblación de vehículos de motor existente y creciente, sino también un desafío para poder acoger una pluralidad de modos de transporte en superficie, en sentido general.
En tanto, Alexandra Cedeño, directora de Movilidad Sostenible del Instituto Nacional de Transporte, dijo que esa institución se encuentra en una fase preparatoria de una serie de políticas para normalizar de manera efectiva los más de tres millones de viajes diarios que se genera en la ciudad Primada de América.
Doreejo dijo que las soluciones no son de ingeniería es decir, no es de nuevas calles, ni túneles, ni elevados.
Muchas propuestas se han realizado para corregir esa pérdida paulatina de la movilidad. Una de las soluciones más novedosas la propone el director del Plan Estratégico del Distrito Nacional con la creación y promoción del uso de una nueva ruta marítimo-fluvial de ferris que comunique las circunscripciones 2 y 3 con la 1 por los ríos Isabela y Ozama, y el frente marítimo.
Una de las soluciones para viabilizar más las calles y avenidas del Distrito Nacional es hacer una buena gestión del tráfico, es decir, “que no todos los tipos de vehículos pueden transitar por todos los sitios y a todas las horas. La carga debe tener una hora y un lugar por donde transitar, lo mismo sucede con el transporte de pasajeros, debe tener una hora y un lugar. El caso más crítico es la Máximo Gómez, que es una avenida de cuatro carriles donde pueden coincidir una patana, un camión de carga, un triciclo, un burro, una bicicleta, un carro privado a la misma hora y a pesar que tiene el transporte colectivo más eficiente soterrado se mantiene y persiste el taponamiento”.
D´Alexandro estima que otros elementos que atenúan la movilidad de la ciudad son el tránsito diurno de vehículos pesados y los modos de transporte individual, usados por los clientes de los aproximadamente 300 colegios privados del Distrito Nacional y por las instituciones del Estado, que es el mayor empleador del país.
La falta de parqueos en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán es otro de los factores que contribuyen a estrechar más las vías en la primera urbe funda por los españoles en territorio americano. Para el presidente del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (Codia), Guarionex Gómez, una gran parte de la responsabilidad de la poca movilidad que hay en la ciudad de Santo Domingo es por la negativa de las autoridades de hacer cumplir las normativas. Para el gremialista el hecho de que los cabildos no exijan a los constructores que tomen en cuenta la cantidad de parqueos necesarios para una edificación, para evitar que se parqueen en la vía pública.
Dorrejo sentenció que no es necesario ampliar infraestructura, sino gestionar parqueos para alivianar la movilidad en la Capital.
En una reflexión el arquitecto dice que si una calle es tomada para estacionarse en ambos lados, los carros deben obligatoriamente transitar por el centro. Pero desde que se elimina el estacionamiento en uno de los lados, la movilidad fluye por esa vía. Por ello el ADN, según su director del Plan Estratégico, promueve una serie de iniciativas, algunas de ellas ejecutables en lo inmediato, como son la expansión geográfica del sistema de metro subterráneo como la alternativa más eficiente de transporte rápido de masas (MRT), el cual debe hacerse conjuntamente con el gobierno. También establecer un horario de circulación nocturno no comercial para el transporte de vehículos pesados.
Propuestas para viabilizar el tránsito
Los expertos coinciden en que hay que implementar el uso de transportes colectivo para los empleados y el fomento de ciclo vías que interconecten la ciudad. Igualmente, la Alcaldía posee una de las propuestas más llamativas e innovadoras para solucionar el problema de la movilidad con “la promoción del uso de una nueva ruta marítimo-fluvial de ferris que comunique las circunscripciones 2 y 3 con la 1 por los ríos Isabela y Ozama, y el frente marítimo”, indicó D´Alexandro.
Del mismo modo, ambos expertos recomendaron que se cambien las actuales unidades de trasporte colectivo, por otras de mayor capacidad, con el fin de reducir el número de vehículos que circulan por las estrechas calles capitalinas.
Finalmente, sugieren un plan de Reordenamiento Territorial para mejorar la movilidad de la capital y el Gran santo Domingo.