El sacerdote jesuita Pablo Mella Febles hizo duras críticas a la forma en que el Gobierno maneja el proyecto de transformación urbanística integral denominado Nuevo Domingo Savio.
En su artículo “El drama urbano dominicano y el Nuevo Domingo Savio”, publicado en la revista Amigo del Hogar, Mella Febles cuestionó las intenciones del Poder Ejecutivo de mejorar las condiciones en que viven miles de personas en los sectores La Ciénaga y Los Gandules, que conforman el proyecto.
Además, ve con suspicacia la decisión gubernamental de declarar una amplia franja a impactar cercana al río Ozama como terreno no urbanizable, luego de prometer a sus ocupantes que los trasladarían a viviendas construidas en la misma zona. “Ahora, al declarar la zona no urbanizable parecería que la gran preocupación es la avenida el Río (construcción que contempla el proyecto) y las inversiones turísticas de la Ciudad Colonial y de Sans Souci, y no las personas ni un auténtico proceso de democratización del espacio de la ciudad de Santo Domingo”, destacó en la publicación de febrero pasado.
Agrega que “el propósito de esa súbita comunicación era eliminar la posibilidad de construir las viviendas que se habían prometido como parte del proyecto. En su lugar se informó que se darían sumas de dinero a las personas para que abandonen la zona, alquilando o comprando casas en otros lugares”.
En palabras del sacerdote, la Unidad para la Readecuación de La Barquita y Entornos (Urbe), responsable de llevar a cabo el proyecto en cuestión, “es una institución típica de la cultura política de nuestro país: de esas que el Presidente crea sin tomar en cuenta el ordenamiento legal ni los planes institucionales”. A su juicio, los planificadores del “Nuevo Domingo Savio” han obviado la importancia de la participación de las comunidades que serán impactadas con la iniciativa. Consideró que las últimas declaraciones sobre el proyecto han tomado por sorpresa a los afectados y a las organizaciones del lugar, situación que califica como un drama urbano que se agravó con el proceso de urbanización del siglo XX. Entiende que la comunicación ha estado ausente desde el momento en que fue dado a conocer el plan, en el discurso de rendición de cuentas del 27 de febrero de 2017. “Plantear los términos de una remodelación urbana teniendo como principal principio de discernimiento el deseo del Presidente, se sitúa en el extremo opuesto del respeto al ejercicio ciudadano y no sería otra cosa que una reedición de la concepción trujillista y balaguerista de la ciudad.
Afirma proyecto excluye participación de barrios
El sacerdote consideró que las decisiones del Gobierno, que tachó de unilaterales y mediáticas, no son coherentes con el principio de participación, que fundamentó el Plan Cigua, que prometía ser una solución al problema urbanístico de Los Guandules y La Ciénaga, en la década de los 90, y que hoy sirve de referencia para el proyecto Nuevo Domingo Savio. Concluyó en que las confusiones comunicativas neutralizan el potencial de las comunidades.