El tema de las personas sin hogar continúa siendo un problema al que aún no se le ha encontrado solución. A diario personas de todas las edades son vistas deambulando en las calles de la ciudad.
Esta situación es más tediosa y notable en algunas horas del día, cuando a los ciudadanos les toca chocar con esa realidad en diversos espacios de la vía pública.
En la capital, especialmente al caminar por algunos puentes peatonales de la ciudad, como el del kilómetro 9 de la autopista Duarte, el que está ubicado cerca del puente Juan Bosch o el de la avenida Kennedy con Máximo Gómez, a cualquier hora del día, las vías peatonales son obstruidas por indigentes y pedigüeños que hacen de estos espacios su morada.
Algunos incluso los han tomado como locales comerciales, para la venta de productos y comida.
Esta situación arrastra consigo otros problemas, los principales son la contaminación y la inseguridad, puesto que no hay un monitoreo que garantice el buen uso de estos espacios. A diario están llenos de basura y contaminados con malos olores, debido a que fungen como baños para los indigentes.
En la capital, estos puentes peatonales también son escenario para hechos delictivos, y cada cierto tiempo los ciudadanos reportan atracos ocurridos mientras transitan por estos espacios, especialmente en horas de la noche, porque debido a la falta de iluminación hace más factibles estos delitos.
Menores de edad en los puentes
Este problema, cada día más patente en nuestra capital, aún continúa aquejando a cientos de personas de diversas edades y bajo diversas situaciones.
Cada vez es más frecuente la presencia de menores de edad en estas condiciones, especialmente en los puentes peatonales donde improvisan sus camas y baño. Algunos piden dinero o comida, otros son vendedores ambulantes de dulces, mientras otros evitan a toda costa el contacto con las personas y al ser cuestionados huyen despavoridos.
Mientras la ciudad sigue su curso, y las prioridades son otras, los indigentes, especialmente los niños, se ven expuestos a diversos riesgos, entre ellos a enfermedades, abusos, trabajo infantil y una larga lista que atenta contra su integridad física y mental.