Entre las características de la personalidad del dictador Rafael Leónidas Trujillo se encuentran su intolerancia, prejuicios, inflexibilidad e incapacidad de asumir las críticas y cultivar relaciones verdaderas y sanas.
Tanto es así que sus más allegados no sabían cómo el dictador iba a responder hoy o mañana ante una situación determinada, ya que tenía un comportamiento en la mañana y en la tarde era diferente.
Las observaciones las hace el médico psiquiatra José Miguel Gómez en su libro “Trujillo visto por un psiquiatra”, cuya tercera edición fue puesta en circulación recientemente.
De acuerdo con el libro, en el fondo nadie sabía qué pasaba en la psiquis del dictador Trujillo, ya que, ante todo, éste era un antisocial nato, por lo que la dictadura que encabezó dividió familias, grupos sociales, desarrolló conductas prejuiciadas y discriminaba personas y grupos étnicos.
Sus allegados vivían en una zozobra permanente, ya que éste utilizaba el chisme, la intriga, el descrédito para dividir amigos, a las familias y las personas de su entorno.
A éstos, reseña el libro, los usaba según su conveniencia y luego, sin ningún remordimiento, los desacreditaba y hasta provocaba sus muertes. También gustaba de hacerlos pasar el ridículo.
Observa el doctor Gómez que el estilo de vida de Trujillo en su juventud fue de alto riesgo, y que producto a esto estuvo implicado en robos y otros actos dolosos junto a sus hermanos, por lo que tuvo que rendir cuenta ante la justicia, sobre todo por la alteración y falsificación de cheques.
Su independencia económica se inició a los 16 años, cuando se graduó de telegrafista de primera clase, en el sistema Morse, y por recomendación de su tío Teódulo Pina Chevalier fue nombrado operador de la línea sur de la República.
Trujillo, el macho
El macho Trujillo se desarrolló en una sociedad afectada por las carencias materiales y oportunidades de desarrollo, y donde al mismo tiempo abundaban las actitudes que favorecían el concepto de la superioridad masculina, tanto en las familias como en los grupos sociales.
De acuerdo con el libro del doctor Gómez, la orientación sexual de Rafael Leónidas Trujillo era heterosexual, considerado un macho de los pies a la cabeza, desde la dinámica familiar y social hasta su estilo de vida.
Lo describe como un “Don Juan”, machista, narcisista, fuerte, mujeriego, fornicador, poligámico, infiel, y que se creía el dueño de sus mujeres, de su familia y de la sociedad.
Precisa que esa fue una conducta aprendida en la vida familiar, en una cultura patriarcal, rural y pobre. Esto llevó a Trujillo a que viera en el sexo una forma de estatus, de satisfacción personal, pero a la vez de causar humillación, dolor, y de reafirmación de su poder.
Es por ello que el dictador disfrutaba de pegarle los cuernos a sus amigos, y cita los casos de Paíno Pichardo, Frank Prats y de Froilán Arala.
Sin embargo, al hablar sobre la orientación sexual de Trujillo, el doctor José Miguel Gómez cita a José Almoina, quien en la página35 de su libro “Una Satrapía en el Caribe” señala que “Para lo ambisexual, el hombre de confianza de Trujillo es Manuel de Moya”, y precisa que éste “se desnuda ante el jefe y juntos realizan las más indescriptibles combinaciones”.
Libro lleva a conocer la psiquis del dictador
En su libro “Trujillo visto por un psiquiatra” el doctor José Miguel Gómez lleva al lector a conocer las interioridades de una de las personalidades más influyentes de la historia dominicana. Gómez es Premio Nacional de Medicina. Es psiquiatra, escritor, educador, investigador. Actualmente dirige la tertulia “Jueves de Salud Mental”, que se desarrolla en Centro Cuesta del Libro. Fue presidente de las sociedades de Psiquiatría y Sexología.