Estudios han demostrado que donde existen las cuotas hay más participación y representación femenina
Las razones que dieron origen a las cuotas de géneros en la participación política de la mujer, permanecen a pesar de que hace más de 30 años que vienen implementándose en el mundo.
Las cuotas nacieron como medidas temporales para exigir a las organizaciones políticas incluir un porcentaje de mujeres como candidatas, debido a la discriminación y marginación a la que han sido expuestas tradicionalmente.
La presidente de la Comisión de Género de la Cámara de Diputados, Magda Rodríguez, adujo que la implementación de las cuotas por ley se justifica en que el Estado debe proveer las herramientas y los mecanismos de participación.
La asignación de cuotas tiene su historia en los acuerdos establecidos en la IV Conferencia Mundial sobre la mujer, Acción para la Igualdad, y el Desarrollo y la Paz celebrado en Beijing, China en el 1995 y de la “Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer”, organizada por las Naciones Unidas en 1998, relativas a la igualdad de acceso y la participación de la mujer en las estructuras de poder.
Desde los años noventa, la mayoría de los países de América Latina asignan porcentajes en las boletas para elevar la participación de la mujer y cerca de 50 países en el mundo han legislado en busca de incentivar y proteger dicha participación. Sin embargo existen sectores incluso desde el género femenino, que no favorecen su aplicación.
Los primeros en establecer las cuotas participativas o discriminación positiva fueron los países escandinavos, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia e Islandia y en América Latina, Argentina en 1991.
La exvicepresidenta de la República Milagros Ortiz Boch abunda sobre ese proceso. “Los países nórdicos iniciaron el proceso a través de movimientos de las mujeres socialistas con las cuotas y actualmente tienen una política igualitaria absoluta, por lo que la cuota ya no es necesaria, Pero el trayecto fue largo”, detalla.
Cambios tras cuotas en el mundo.
A principio de la década de los 90 el promedio de representación femenina en las cámaras bajas de América Latina era de 9%, alcanzó 15% en el 2002 y 28.9% al 2017. Los países latinoamericanos que en el pasado no mostraban una alta representación de mujeres, ocupan ahora los primeros lugares como es el caso de Bolivia, Cuba, Nicaragua y México. A la fecha el porcentaje de mujeres en los parlamentos del mundo alcanza un promedio de 23% y en América Latina un 28.9%.
República Dominicana
En las elecciones del 2016, se incrementó el porcentaje de mujeres en cargos electivos. Hoy ocupan en la Cámara Baja el 28% de los curules en comparación con el 21% del período anterior. Sin embargo, aún no se cumple la cuota mínima. “La cuota es una vía necesaria para buscar la igualdad y en el país, pese a sus resultados no han sido los mejores, no han sido negativos y se ha producido un aumento”, sostuvo Ortiz Bosch.
El estudio “Más Mujeres, Más Democracia: Desafíos para la Igualdad de Género en la Política, realizado por Rosario Espinal y Sergia Galván, auspiciado por la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, basado en las elecciones del 2016, comprobó que el aumento de mujeres electas se ha logrado en las instancias donde se utiliza el sistema proporcional de elección: diputaciones y regidurías.
El estudio también afirmó que el tamaño de la circunscripción tiene un impacto en la cantidad de nominación de mujeres y que la cuota fue más efectiva en circunscripciones más grandes. Asimismo, que mientras más grande es un partido y más nominaciones presenta, existe mayor probabilidad de que se incorporen más mujeres.
La Estrategia Nacional de Desarrollo dispone que la equidad de género sea transversal. “No podemos hablar de democracia si se deja al margen la mitad de la población”, recalca Rodríguez.
¿Dónde está la trampa?
Recientemente se aprobó la modificación a la Ley Electoral que cambió la cuota femenina a una cuota de paridad, es decir ni menos de 40% para un género ni de más de 60 % estableciendo un piso y un tope. Sin embargo, los legisladores dispusieron que dicha cuota sea a nivel nacional no territorial. ¿Dónde está la trampa en esa disposición?
Magda Rodríguez afirma que con la medida se deja a las cúpulas partidarias a que asigne a discreción donde completarán el porcentaje. “Los partidos pondrán mujeres en las demarcaciones donde no tengan posibilidades de ganar. Además se quedarán demarcaciones sin representación femenina”, sostuvo.
“La cuota de género ha recibido una regresión con el voto establecido nacional”, expresó Ortiz Bosch.
No obstante, para la diputada más joven, Gloria Reyes, hoy más que nunca es imperativo que se mantenga. “La experiencia nos ha demostrado que si no existen las cuotas por demarcación los electores tendrían menos opciones para votar por mujeres”.
La cuota en la legislación dominicana
La primera legislación dominicana que plasmó la cuota de género, fue la Ley Electoral que establecía un 25% para candidaturas de mujeres a cargos electivos. En el 1999, el entonces senador por Samaná, Milton Ray Guevara, sometió una modificación al artículo 68 de la Ley 275/97 en busca de asignar un mínimo de un 40% a los cargos congresuales y municipales para las mujeres. El senador consideró en esa fecha que la asignación de candidaturas en favor de la mujer en una proporción no menor del 25%, resultaba insuficiente e injusta y no se compadecía con los niveles de responsabilidad y participación de la mujer en la vida económica, política y social de la nación. Asimismo que la creación de circunscripciones electorales a partir de las elecciones del 2002, podrían convertirse en un factor negativo para la atribución de candidaturas. Esa modificación fue aprobada en el Senado pero no en la Cámara de Diputados. Para el 2000 se sancionó aumentar la cuota de género al 33% a nivel congresual.