La creación de un polígono universitario, en las avenidas George Washington, Abraham Lincoln, José Contreras y Máximo Gómez eliminaría la arrabalización de los linderos de las universidades y le daría el esplendor que requiere una zona de estudios académicos.
El polígono universitario comprendería desde la Universidad Utesa en la Máximo Gómez, pasando por APEC, la Universidad Católica de Santo Domingo, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la PUCMM, la Universidad del Dominico Americano, la Eugenio María de Hostos, hasta la OyM.
La propuesta es del arquitecto urbanista Ángel Sosa, que coincide con el “corredor universitario” que planteó Ezequiel Valdez, especialista en indicadores y estadísticas de Educación a elCaribe.
El arquitecto Sosa plantea que el “polígono académico” tenga una normativa especial, que incluya regulación en la densidad poblacional y el uso del suelo con edificaciones de altura regulada. Esta responsabilidad iría directamente al gobierno local, es decir, el ayuntamiento.
Asimismo, propone que se creen residencias en las periferias.
“Si bien es cierto que no hay espacio vacío donde se pueda construir, se puede hacer negociaciones con propietarios de casonas o viviendas que tengan la características para ello, se convertiría en un buen negocio y se resolvería el tema de las residencias para los estudiantes que vienen del interior”, afirma.
En el polígono universitario hay una población flotante de 250 mil estudiantes diario, que vienen de diversas partes del país y de la ciudad, lo que mueve a generar negocios.
Ese es otro tema que se regularía con la categorización de la zona.
“Nuestra propuesta, que viene desde el 2009, es que sea una zona amigable para los estudiantes. Que las calles sean peatonales y se creen ciclovías donde los estudiantes se puedan mover de una universidad a otra. También habría un intercambio científico, académico, entre las universidades. El Estado se ahorraría en combustible y el crecimiento de la zona estaría en el sector formal”, expone.
Sosa rememoró la década de los 90, donde los negocios estaban dentro de la UASD y fueron obligados a salir a la periferia. “En lugar de esos negocios, como La Escalera, desaparecer, se fueron al área formal y se expandieron. El problema vino con el descuido de los gobiernos locales, que dejaron que se instalaran negocios en las aceras”.
Para estos negocios informales, como los de comida que son los que abundan en las afueras, considera que debe ser creada una especie de plaza e instalarlos.
Explica que la UASD y Utesa son las que están más expuestas al crecimiento de negocios informales por la masificación y el área donde se encuentran.
“Las universidades, como la PUCMM y la Católica, están en una zona de alta circulación que es difícil que se arrabalice, porque hay un mayor control. No pasa lo mismo con las zonas próximo a la Máximo Gómez donde hay más flujo peatonal”, sostiene.
Falta de parqueos crea caos en universidades
El arquitecto considera, además, que los gobiernos locales deben controlar la proliferación de las universidades privadas, que cuenten con la infraestructura que permita que las personas que vayan cumpla con la normativa en términos de parqueos.
“Las universidades privadas son las que más arrabalizan los entornos, porque construyen nada más la edificación que corresponde a la docencia, a crear espacios donde las personas se puedan sentar y por eso vemos los grandes conflictos que se generan en este entorno”.