Luego de que el Ministerio Público determinara que la adolescente Cruz Snayderlin Dadus Poche (Yeilin) fue descuartizada y enterrada en unos matorrales por un vecino que la habría citado a un lugar para entregarle un teléfono iPhone, el médico psiquiatra José Miguel Gómez explica que el psicópata u homicida de alta peligrosidad desarrolla destreza y habilidad para detectar a su víctima con suma facilidad.
El profesional de la conducta explica que el psicópata maneja la parte emocional y afectiva de su víctima, descubriendo cómo gratificarla, compensarla y ofrecerle cosas para atraerla o hacerla que muerda el anzuelo.
“Evidentemente, en esta familia, él aprovechó a un adolescente de una familia pobre para comprarla con prebendas de regalos y celular. Sin embargo, una vez la conquista, previo a eso hay amenaza, extorsión, chantaje, intimidad y sobre todo el control. Al final, lamentablemente decide matarla, pero anteriormente había matado a otra persona”, detalla.
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En este sentido, Miguel Gómez dice que son raros los casos de psicópatas que cometen homicidios sin un historial de transgresión a las normas sociales. Por tanto, cuestiona el alto número de personas con prontuarios delictivos que son dejados en libertad por falta de prueba, cuando, según dice, las autoridades judiciales pueden auxiliarse de las unidades de psiquiatría forense, para evaluarlos en términos psiquiátricos y psicológicos antes de ponerlos en libertad.
“Antes de ponerlo en libertad deben escuchar la opinión de un psicólogo, para que entregue a la justicia cuál es el diagnóstico, pronóstico, indicadores de riesgo y patología que tiene el individuo. Son individuos altamente peligrosos que debieron prevenirse, quedarse en prisión o recibir algún tratamiento de rehabilitación psicosocial dentro del penal”, expuso, al tiempo de señalar que de esta manera se habría evitado que el asesino de Yailin volviera a la calle a matar una segunda persona.
Perfil de un psicópata
Al preguntársele cuál sería el perfil de un psicópata u homicida de alta peligrosidad, el médico psiquiatra declaró que la mayoría son fríos, calculadores, distantes y manipuladores. Además, puntualiza que a estos individuos les gusta el control, la sumisión y el poder sobre las víctimas. “Pero sobre todo, son impulsivos y violentos, ya sea con agresiones verbales, físicas o con extorsión”.
Sin embargo, sostiene que resulta difícil identificar el sicópata que tiene alto nivel de educación, ya que guarda apariencia, es habilidoso, tiene estrategia y forma de coaccionar, así como victimizar y controlar a la víctima.
Explica que el sicópata de alto nivel lo primero que hace con la víctima es romper los vínculos de su familia, haciéndola que se ponga enemiga del padre, de la madre, de sus hermanos y de sus amigos. Indica que el segundo paso del sicópata consiste en destruir la autoestima de su víctima, desconsiderándola y jugando con ella.
“Procede a victimizarla, amenazarla y chantajearla, pero, a la vez, le regala y dice que la quiere. Entonces, la confunde emocionalmente y, después que tiene el control, la utiliza en términos de sacarle recursos o explotarla. Al final, si entiende que está perdiendo el control, entonces procede a la agresividad”, añade.
Por el contrario, sostiene que el psicópata de bajo nivel escolar y estrato social pobre, se acompaña de abuso de drogas o alcohol, impulsividad desproporcionada, desafiante, agresividad y falta de capacidad para discriminar los elementos de impulsividad para lo que pretende hacer. El psiquiatra José Miguel Gómez durante entrevista en Despierta con CDN
Prestar atención al individuo
“Fíjate, dejó mucha evidencia. Lo hizo en el primer asesinato y en el segundo. Igualmente si te vas un poco atrás, y recuerdas al tipo que mató a los tres niños en Herrera, era un tipo social callado, aislado del contexto familiar, social y de la comunidad. El tipo manipulaba a la mamá y a los demás. A veces la familia lo identifica, pero nos quedamos en los problemas de la pareja”, expresa.
Por consiguiente, sugiere que se dé seguimiento a los integrantes de las familias que presentan patrones conductuales de alto riesgo y peligrosidad, en donde hay maltrato emocional, físico, psicológico y financiero, ya que la mayoría terminan en tragedia. Asimismo, propone trabajar la autoestima de los niños, niñas y adolescentes, para evitar que sean presas fáciles de los psicópatas.
“Cuando a un niño, niña o adolescente se le trabaja la autoestima o el autoconcepto, la identidad, la fortaleza emocional, se le da seguridad en que puede lograr las cosas y se le enseña a poner límites, a decir que no, se le enseña la comunicación asertiva de que les escuchamos y nos pueden contar lo que les pasa en su casa, y les podemos creer, lo sensibilizamos y orientamos de estos temas, un adolescente con buena y sana autoestima es muy difícil que se deje manipular o comprar por un sicópata”, comenta.
Rol de la escuela
De igual modo, entiende que cuando las escuelas trabajan la autoestima de los adolescentes y les enseñan la resiliencia social, desarrollan destrezas y habilidades para identificar a la persona que puede maltratarlos. “Aprenden, sobre todo, a decir no me toque, no me golpee, no me amenace, se lo voy a decir a mis padres”, añade.
Cuando un adolescente aprende estas cosas obtiene mayor seguridad en sí mismo y mejor prevención de la violencia, tanto del maltrato físico, psicológico, emocional y sexual que afecta a la sociedad.