“Un buen padre vale por cien maestros”
Jean Jaques Rosseau
Escritor, pedagogo, filósofo, músico, y científico suizo
El mundo moderno que conocemos y en el que vivimos podrá tener un sinnúmero de adelantos en todas las áreas de la vida social del hombre. Pero, en la transmisión de valores entre generaciones, nos vamos quedando estancados. Así lo demuestra la opinión de cuatro padres, que nos hablan de sus padres y de las particularidades de la crianza en el pasado y las diferencias con la forma de enseñar moderna.
Un maestro de escuela y catedrático, dos maestros de construcción y un obrero, todos ya retirados, ejemplos de padres responsables, modelos en sus familias y comunidades, reconocen ser padres ejemplares, precisamente por el ejemplo que tuvieron con la crianza recibida, entre los años 40, 50 y 60, cuando la sociedad dominicana desconocía la modernidad, con la que vino gran parte de la descomposición social que hoy afecta a las familias en todo el mundo.
Al remover las nostalgias de una crianza basada en valores como la honestidad, el respeto y el trabajo honrado, Juan Bolívar Rodríguez, José Ubaldo Díaz, Antonio Capellán y Guillermo –Amancio- Jiménez, dirigentes comunitarios y ejemplos de paternidad en sus comunidades, coinciden en que “tiempos pasados fueron mejores” en cuanto a cómo criar a sus hijos para hacerlos hombres de bien.
Juan Bolívar Rodríguez
Considerado uno de los pilares de la educación en el municipio de Los Alcarrizos, el profesor Bolívar reconoce que si hoy es un buen padre es gracias a la crianza que él y sus 9 hermanos tuvieron de don José, donde la honestidad, el respeto a los mayores y la obediencia extrema eran el pan de cada día en la enseñanza.
“A parte de su extraordinaria preocupación por el bienestar de su familia, estaba lo que ha sido una constante en papá: ese empeño, esa voluntad permanente, esa exigencia de que fuéramos respetuosos y honrados, un asunto y fuerte… Era un asunto de época, cualquier adulto era una especie de tutor que velaba por el buen comportamiento de los jóvenes”.
Rodríguez lamenta que esta costumbre, este tipo de crianza ha ido variando con los años, se ha ido flexibilizando con la modernidad que trae el capitalismo, el consumismo, el individualismo, la mal usada libertad y el rechazo al pasado,
desvalorándose la historia y la ética.
José Díaz
El reconocido ministro de la Palabra en la Parroquia San Antonio, de Los Alcarrizos, además de haber construido más de 10 capillas con su talento de maestro constructor, se destaca por haber criado 4 hijas bajo el seno de una familia eminentemente ejemplar para su barrio. Recuerda a su padre, Ubaldo, como un hombre intachable, de valores y de palabra, de quien aprendió para luego testimoniar una vida modelo para su prole.
“Papá nos enseñó a ser verdaderos hombres, un padre que supo criar a sus hijos, con verdaderos modales; nos decía que si uno nosotros hacía algo mal, lo hacíamos quedar mal a él… Lo defino como ejemplar, que nos enseñó que hay un Dios a quien no podemos mentirle… Un hombre de poca chercha, pero mucho amor”.
Díaz espera que todos los padres ejemplares, como el suyo, estén gozando de la dicha del Cielo, porque así lo ha prometido el Padre Celestial con sus hijos buenos.
Antonio Capellán
Por más de 30 años, fue obrero de Obras Públicas, siendo de los miles de hombres que asfaltó medio país, miles de kilómetros de caminos vecinales, desde la dictadura hasta el gobierno de Jorge Blanco. Pilar de la fe católica, en su sector de Pueblo Nuevo, define a su padre, don Basilio, como un fiel ejemplo del trabajador agrícola de los campos de cacao y café de Moca y Cotuí. “Mi viejo era un hombre entregado al trabajo, agricultor, que a la cinco de la madrugada estaba de pie, y nos llamaba a todos (12 hijos), a esa hora, a hacer la oración de la mañana, para irnos al conuco a sembrar o cosechar, luego nos mandaba para la escuela, y al caer el sol, otra vez para el campo”, nos narra don Antonio, quien define a su padre como serio, trabajador y casero, que nunca perdió tiempo “brujuleando” en vicios.
Coincide con Rodríguez y Díaz de que aquella fue una crianza basada en la obeidencia y en el trabajo honesto.
Guillermo Jiménez
Por más de tres décadas, ha sido dirigentes comunitarios, encabezando en los años 70 y 80 grandes luchas por la vida digna de los moradores de Los Alcarrizos. Amancio, como todos le conocen, sigue formando parte de la Pastoral en la Arquidiócesis de Santo Domingo. Y al igual que Rodríguez, Díaz y Capellán, recuerda con añoranza la crianza de su padre, enfatizada en valores, respeto, preocupado por la educación y la moral de sus hijos.
Don Andrés, que crío 11 hijos, era un hombre recto, sincero, trabajador y amable, que supo compartir con todos, “andaba por la línea correcta, respetuoso de los valores, amante de la paz, la justicia y el bienestar. Para él lo más importante era una buena formación para sus hijos, basada en valores”.
Recuerda que esa época, los padres indagaban sobre lo que uno llevaba a su casa y según el caso hacía que uno lo devolviera; contrario ahora, donde un hijo lleva algo, y sin saber la procedencia, muchos padres lo celebran, haciéndose cómplices de cualquier mala acción.