A mediados de 1967 me encontraba en la oficina de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), en Santiago, situada en la Calle Eladio Victoria No. 26, cuando alrededor de las 10 de la mañana el amigo y compañero periodista Rubén Abreu Méndez, llegó en su motor con un acompañante que me presentó como Orlando Martínez, quienes querían conversar conmigo, fuimos al Bar Colón, situado en la calle 30 de marzo, donde tomamos café y conversamos sobre diversos temas.
Orlando tenía un rostro infantil, me dijo ser estudiante de sociología de la UASD, quería conocer algo sobre el sindicalismo en Santiago. Rubén dijo que además Orlando era un militante del Partido Comunista Dominicano (PCD), estaba en Santiago coordinado la repartición de materiales políticos, realizaba sus tareas políticas con Arsenio, hermano de Francia, la esposa de Rubén.
Orlando me pidió que le permitiera ver como yo hacia el programa radial “Justicia Social” que trasmitía auspiciado por la CASC desde Radio Libertad, él quería conocer la técnica de hacer un guión y dirigir un programa radial.
Quedamos que al otro día él iría al mediodía al estudio de la emisora radial, situado en la Calle Máximo Gómez, al lado de los talleres y redacción del periódico La Información. Ellos partieron en el motor a una cita que Orlando tenía con el abogado Negro Veras, que él consideraba su asesor. Al otro día Orlando fue, presenció el programa y tomó notas en una libreta.
Un mes después Orlando me llamó desde Santo Domingo para agradecerme las atenciones, me dio su teléfono para cuando yo fuera a la capital conversar; así lo hice la próxima vez que estuve en Santo Domingo y hablamos sobre diversos temas.
Al iniciarse la década del 70 la situación en el país se puso muy difícil, como sindicalista, al igual que muchos otros, sufrí persecuciones, detenciones de parte de la policía, persecuciones y ataques de la Banda Colorá, dos sectores militares se disputaban la primacía del poder, de una parte Nivar Seijas, y de la otra Enrique Pérez y Pérez, ambos eran incontrolables, según dijo el propio presidente de la República el Dr. Joaquín Balaguer.
En la madrugada del 20 de marzo 1970 una poderosa carga dinamitó el automóvil del dinámico periodista Juan Bolívar Díaz, en un plan de agentes del gobierno de Joaquín Balaguer para asesinarlo. Desde muy jóvenes Juan Bolívar y yo hemos tenido una amistad, nos encontramos en el catolicismo social. Ese atentado obligó que él tuviera de dejar el país por algún tiempo.
Durante un tiempo dejé de ver a Orlando Martínez, hasta una tarde de octubre 1971, cuando me llamó a las oficinas de la CASC en Santo Domingo, situada en la Calle Juan Pablo Pina No. 27, altos, fuimos a su casa y pasamos un buen rato escuchando música de Patxi Andion y Paco Ibáñez, cantantes españoles que nos agradaban; Orlando me informó que estaba trabajando en el periódico El Nacional y la Revista ¡Ahora!, y que estaba a mis órdenes para cualquier publicación que fuera de interés general.
Me dijo que había estado en varios países de la Unión Soviética estudiando, tiempo que aprovechó al máximo para ampliar sus conocimientos de periodismo y política.
Me comentó un artículo mío publicado en la Revista ¡Ahora! titulado Breve Historia del Movimiento Sindical Dominicano, que había reseñado en la edición No. 390, del 3 de mayo 1971, expresándome que le gustó mucho esa publicación.
Cuando en febrero de 1972 surgió una división en la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), donde surgió la Central General de Trabajadores (CGT), Orlando Martínez me hizo una entrevista, que apareció en la Revista ¡Ahora!, bajo el titulo CASC: ¿QUIEN ES QUIEN?. Al principio Orlando decía “La presente entrevista con José Gómez Cerda tiene como objetivo dar a conocer en profundidad los puntos de vistas del líder de la plancha Porfirio Zarzuela, quién ha sido electo secretario general de la CASC”.
Durante un tiempo publiqué diversos artículos en el periódico El Nacional, los cuales eran entregados a Orlando Martínez-
Nuestra relaciones fueron respetuosas, sabiendo cada uno que teníamos ideas políticas diferentes. En una ocasión Orlando me preguntó, porqué muchos curas, dirigentes políticos y sindicales, compañeros míos se habían ubicados en el socialismo, eran simpatizantes de Camilo Torres, el Che Guevara, Fidel Castro y otros, y yo me quedaba en el cristianismo. Le respondí, “Para mi Cristo es más revolucionario que todos ellos”.
En el orden ideológico compartíamos el humanismo. Orlando usaba el lema de “Nada Humano me es ajeno” lo que significa un principio humanista, en eso coincidimos plenamente.
El periodista Gregorio García Castro fue asesinado a tiros la noche del 28 de marzo de 1973, a las nueve y veinte, en la Calle de Las Mercedes casi esquina José Reyes en Santo Domingo. Acababa de salir del local del vespertino “Última Hora”, donde cumplía con sus labores como Jefe de Redacción.
Orlando denunció el asesinato de Gregorio García Castro, con sus detalles, dio pistas sobre sus verdugos, lo que determinó la referida amenaza de muerte en su contra; la cual como es lógico movió diversos reacciones dentro de los militares.
Después de haber participado en una reunión de Ministros de Trabajo, realizada en Buenos Aires, Argentina, El 18 de junio de 1973, publiqué el articulo “PERÓN, PERÓN”, en la Revista ¡Ahora!.
En la edición de la Revista ¡Ahora!, del 22 de Julio de 1974, Orlando hizo una publicación previa a la circulación que decía; “José Gómez Cerda, dirigente de la CASC pone al descubierto la forma en que los norteamericanos intentan dominan a las organizaciones sindicales en la República Dominicana, Un artículo de un hombre que sabe lo que dice”. Así apareció publicado el documento titulado PENETRACIÓN NORTEAMERICANA EN EL SINDICALISMO DOMINICANO.
En octubre de 1974 estuve en Buenos Aires, participando en el CONGRESO DE ARGENTINA LIBERADA, luego publiqué en la Revista ¡AHORA! un documento titulado “PERONISMO Y JUSTICIA SOCIAL”, el cual socialicé con Orlando Martínez.
Cuando la dirigente sindical Florinda Soriano Muñoz (Mamá Tingó) fue asesinada en noviembre de 1974, Orlando Martínez se interesó mucho en ese acontecimiento, como también el periodista Juan Manuel García.
Era un placer visitar las oficinas de El Nacional y la Revista ¡Ahora!, conversar con Don Rafael Molina Morillo y Orlando, ellos siempre estaban dispuestos a conversar, charlar y prestarle atención a los periodistas y escritores que normalmente escribíamos voluntariamente para esos medios.
El periodista pone en su obra parte de lo que él siente en su existencia, no sólo el ambiente que lo rodea, sino la esencia de lo que siente. El estilo en el arte de escribir aporta una personalización: precisión, elegancia, claridad y armonía al texto que se expone.
Sólo días antes del asesinato de Orlando Martínez, él publicó en su sección MICROSCOPIO, los días 22 y 27 de febrero de 1975, dos artículos titulados “CINCO ACLARACIONES Y CIERTAS ACLARACIONES”, Y “OTRAS ACLARACIONES” sobre una discusión pública que sostuve con él y el Lic. Julián Peña, abogado laboralista, mi amigo, compañero de Orlando, en el Partido Comunista Dominicano (PCD) sobre las huelgas indefinidas, y otros temas ideológicos.
Esos artículos fueron publicados precisamente entre la fecha histórica de la publicación en ese mismo espacio, MICROSCOPIO, que le costó la vida.
El 25 de febrero, Orlando Martínez, indignado ante la situación que militares dominicanos negaron la entrada al país del pintor Silvano Lora, y empujaron a él mismo junto a otros amigos que lo esperaban en el aeropuerto, publicó el famoso artículo, dirigido al Presidente de la República Joaquín Balaguer, que termina así;
“En caso de que su amistad con los Estados Unidos sea más estrecha de lo que sospechamos, ¿Porqué no le pide al Pentágono un cohete último modelo con el objetivo científico de crear una colonia de calieses en la luna? ¿Por qué no desaparece de la vista de los dominicanos honrados, que son la mayoría, a todos los vagos que en este gobierno cobran sin trabajar?
¿Porqué, tómelo en cuenta, no deposita en un cómodo asiento de primera a los funcionarios irresponsables que se las dan de Fouché contemporáneos y a la hora de la responsabilidad no dan la cara?
Y mi recomendación final: Si es inevitable que esta situación continúe, si es imposible evitar actos indignantes y miserables como el que presencié el domingo en el aeropuerto, ¿por qué, doctor Balaguer, no se decide Usted a subirse en el avión o el barco y desaparecer definitivamente de este país junto a todos los anteriormente mencionados?”
El periodismo dominicano tuvo la oportunidad de tener en Orlando un modelo en el periodismo de investigación, con fuentes precisas, objetivas; orientador y apegado a la verdad.
El periodista de investigación, como fue Orlando Martínez, es una persona con total capacidad de manejo de fuentes y se caracteriza por ser valiente, ya que muchas investigaciones realizadas pueden traer al periodista, amenazas de muerte, y en su caso, un asesinato vil, cobarde por defender la verdad, que es el objetivo del periodista honesto.
Cuando el 17 de marzo de 1975 escuché en Santiago la noticia que habían asesinado a Orlando Martínez lo sentí en el corazón, recordé que en dos ocasiones le había dicho a Orlando que él escribía directo frente a los poderosos y militares, que ellos tenían dinero y armas, a lo cual en ambos casos me respondió; “si no lo hago yo, quién lo va hacer? Partí inmediatamente para Santo Domingo, lo menos que podía hacer era verlo por última vez en la funeraria.
En la funeraria La Altagracia, en Santo Domingo, me encontré con una familia dolorida, varios amigos comunes, y la muerte de un periodista honesto, a quién llevo en el corazón. Encontré a Quirico Valdez, Negro Veras, Julián Peña, Narciso Isa Conde y decenas de periodistas.
Ha pasado más tiempo que los años vividos por él. Como amigo y admirador de su profesionalidad periodística, llevo a Orlando Martínez en mi corazón.
Cuando en Santiago el Colegio de Periodistas Dominicano (CDP), y el Sindicato de Trabajadores de la Prensa (STP), desvelaron una pintura de Orlando Martínez, tuve el honor de hablar, como ex directivo del sindicato en Santiago, compartiendo con Germania Luna, Quiterio Cedeño, Adriano de la Rosa y otros prestigiosos periodistas.
Orlando Martínez vive en el corazón de los periodistas dominicanos de esa época, como los nuevos comunicadores que reconocen en él un modelo de periodista honesto.
Los periodistas que conocimos y tratamos a Orlando estamos convencidos de su honestidad y buscador de la verdad, los jóvenes periodistas y estudiantes de comunicaciones deben conocer la vida y el ejemplo de este modelo de periodista.