El tiempo desde aquellas primeras horas tras la tragedia parece suspendido; y viviendo con ustedes en medio de ustedes he sentido el aliento roto de toda una nación. He experimentado un silencio en esta bellísima y ruidosa ciudad de Santo Domingo, donde la oscuridad casi arropa esta isla.
Con estas emotivas palabras, el nuncio apostólico Piergiorgio Bertoldi introdujo la eucarística, convocada por la Iglesia católica, en solidaridad por las víctimas y afectados del desastre ocurrido la madrugada del martes 8 en la discoteca Jet Set, donde el colapso del techo del concurrido centro nocturno dejó 221 fallecidos y más de un centenar de heridos, algunos con diagnóstico reservado.
La ceremonia, celebrada en la parroquia Jesús Maestro, ubicada en el Mirador Sur, cercana al lugar de la tragedia que tuvo como epicentro el kilómetro 6 de la avenida Independencia, se efectuó para llevar consuelo espiritual y acompañamiento a las familias y a toda la sociedad dominicana.
Tras expresar su solidaridad con el pueblo dominicano y con las familias de las víctimas, el representante de la Santa Sede en República Dominicana se refirió brevemente a la necesidad de establecer responsabilidades ante una desgracia sin precedente en el país.
“Una serie de errores y negligencia, fatalidad, sobre las cuales indagarán las autoridades competentes, nos hizo entrar de repente el lunes pasado en una situación de oscuridad, lágrimas y desgarramiento”, manifestó Piergiorgio Bertoldi en medio de la liturgia.
Destacó que todos los que han visto la destrucción que se produjo en cuestión de segundos aún tienen en la mente una visión espantosa de dolor y muerte. “Una muerte que ha arrebatado a seres queridos, personas de todas las edades y de diferentes estatus sociales”, dijo.
“En realidad frente a la tragedia de una vida truncada, especialmente si es de manera repentina y violenta todos nosotros nos sentimos desorientados y sin palabras, no hay razón lógica para una muerte y una muerte así, salvo nuestra fragilidad existencial y eventualmente nuestros errores”, subrayó.
Monseñor Bertoldi agregó: “Desde el punto de vista humano emergen hiperactivos de que tales errores nunca se repitan y que un hecho tan dramático obliga a cada uno de los responsables a un compromiso solemne para evitar en el futuro tragedias similares”.
No obstante, precisó que desde el punto de vista de los sueños truncados nada de lo que se haga será suficiente porque nada devolverá ningún rostro de los que han sido arrebatados.
Es por esa razón que necesitamos palabras de vida, enfatizó el nuncio al tiempo de introducir la lectura de las Sagradas Escrituras en Apocalipsis 21:4. “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.
La eucaristía contó con un tiempo de plegaria por los fallecidos en la catástrofe del Jet Set, por la pronta recuperación de los heridos y por consuelo y resignación para los familiares de las víctimas.
“Queridos amigos y hermanos dominicanos hoy también la Catedral Primada de América se traslada de este templo más cercano al otro templo, el del sufrimiento y el del dolor. Ustedes me han recibido con cariño y simpatía y me ha sido fácil sentirme en casa desde que llegué a la isla Española. Hoy en estos días siento que soy un poco más uno de ustedes. Su dolor es mi dolor y su esfuerzo para aceptar la tragedia también es el mío”, expresó Piergiorgio Bertoldi.
Celebrarán misa para conmemorar nueve días
Monseñor Francisco Ozoria Acosta, arzobispo metropolitano de Santo Domingo, presente en la ceremonia, ofreció sus condolencias y solidaridad a las familias de las víctimas en este momento de dolor y consternación nacional. Al cierre de la eucaristía se agradeció al personal de rescate y de atención a los afectados. Asimismo, se anunció que se realizará una misa para conmemorar los nueve días de la tragedia, una vez concluya la Semana Santa. Horas después del desastre, la Conferencia del Episcopado Dominicano manifestó solidaridad con los afectados y animó a las autoridades y al personal de salud a continuar brindando, conforme a su vocación, la asistencia que ameritan los afectados.
“De igual manera, hacemos un llamado a la sociedad para que colaboremos con los organismos de socorro con acciones como: donar sangre, ceder el paso a las ambulancias, solo compartir informaciones de fuentes oficiales, orar por todos los afectados”, indica. De su lado, en una carta enviada a la Nunciatura Apostólica, el papa Francisco externó “su sentido pésame a los familiares de los fallecidos, junto con sus expresiones de consuelo, viva solicitud y deseos de pronto restablecimiento de los heridos”.