Blanquita, la perra que se hizo popular por acompañar a los agentes de Amet mientras dirigían el tránsito en la avenida Doctor Delgado con México, casi frente al Palacio Nacional, fue encontrada muerta.Una agente de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) confirmó a elCaribe la muerte del animal y dijo que ocurrió el viernes pasado.
La agente, que rehusó identificarse, reveló ser la persona que le puso como nombre “Blanquita”. Explicó que cuando llegó a trabajar ese día no vio al animal, por lo que se preocupó y estuvo todo el tiempo pendiente de que apareciera para que como de costumbre, la acompañara en la faena.
Pero las horas pasaron y Blanquita nunca llegó. Posteriormente, alrededor de la 1:00 de la tarde, su cuerpo fue hallado en los jardines de la casa de Gobierno, donde, según dijo, acostumbraba dormir.
La Amet señaló que la perrita no acostumbraba aceptar alimentos de extraños y que sólo comía de personas conocidas. Manifestó que le gustaría saber cuál fue la causa de la muerte de su “gran compañera” de jornada.
Tristeza
De igual modo, dijo sentirse muy triste porque Blanquita era un “animalito” tranquilo, que en vez de hacer daño a los demás, protegía a todos cuando se avecinaba algún peligro.
Según los vendedores informales de la zona, todos están sorprendidos con la noticia, y comentaron que todos los agentes de la Amet que tuvieron la oportunidad de conocer a Blanquita se sienten apenados y muy molestos por el simple hecho de imaginar que alguien haya sido el culpable de la muerte.
El pasado 16 de diciembre, elCaribe publicó una historia sobre cómo la perrita ayudaba a los agentes de la Amet a dirigir el tránsito en esa zona. Era normal, que personas se detuvieran a observar el animal mientras los acompañaba. “Era raro a quien esa perra le comía algo, si la Amet no le daba comida, no lo hacía… Se preguntó ese día que la encontraron muerta si no se había visto quién le había dado comida en la tarde, porque a las 6 de la tarde del jueves se desapareció y luego el viernes la encontraron allá dentro (en el Palacio Presidencial). Todos éramos locos con esa perrita”, dijo Enércido Florentino, quien es un vendedor del lugar.