Una serie de medidas adoptadas recientemente por las autoridades no han logrado contener los altos índices de mortalidad infantil en el país que según el más reciente boletín epidemiológico muestra un incremento de un 31.9% con respecto al año pasado.
Solamente en los tres primeros meses del 2018 perecieron 793 infantes, en su mayoría durante los primeros 28 días de nacidos, a pesar del Reglamento Disciplinario para la Prevención de la Mortalidad Materna e Infantil emitido en febrero de este año, el cual establece un conjunto de sanciones y medidas que se aplicarían al personal de salud que por negligencia, incompetencia, negación de servicio o ausencia injustificada se le compruebe algún vínculo al evento.
Al anunciar la medida, la ministra de Salud, Altagracia Guzmán Marcelino afirmó que el análisis de la evitabilidad de muertes maternas e infantiles en el país refleja una alta responsabilidad del personal de salud directamente relacionado con la atención, así como en el personal gerencial de la red pública de servicios de salud, de los centros privados, asociaciones sin fines de lucro (ASFL) y otros, en la ocurrencia y prevención de esos eventos.
A esto se le añade la formulación del reglamento para la aplicación de la ley que declara como prioridad nacional la promoción y fomento de la lactancia materna, por parte del presidente Danilo Medina el pasado 4 de abril, un factor que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es clave para reducir la mortalidad infantil.
En ese sentido, el organismo internacional plantea que la malnutrición, es responsable de una tercera parte de los 8,8 millones de muertes registradas anualmente en todo el mundo entre los niños menores de cinco y que más de dos tercios de las muertes por esta causa, a menudo están asociadas a prácticas de alimentación inapropiadas, como la lactancia artificial o la administración prematura e inadecuada de alimentos complementarios en los primeros meses de vida.
La reducción de la mortalidad infantil es una de las metas presidenciales de este año que busca reducir la tasa de muertes a 18 por cada mil menores de 5 años; la de los menores de un año llevarla de 35 a 26 por 1,000, y la neonatal reducirla en al menos 40%, llevándola de 24 a 14 por cada mil nacidos vivos.
Desde hace dos años el país tiene escritos los protocolos de atención a la madre y al recién nacido, sin embargo su cumplimiento queda prácticamente a discreción de cada médico.
Pese a todos estos esfuerzos a nivel de políticas públicas, a principios de marzo, las propias autoridades del Servicio Nacional de Salud (SNS) informaron la detección de una bacteria en la unidad de Perinatología de la Maternidad La Altagracia que afectó a alrededor de 20 recién nacidos, en el centro en donde más partos y nacimientos se registran a nivel nacional, la cual se halla sometida a un tortuoso proceso de reconstrucción desde hace más de cuatro años que ha vuelto más precaria la atención a infantes y parturientas.
Las causas más frecuentes de muertes neonatales son el síndrome de distress respiratorio (SDR) sepsis neonatal, asfixias y anomalías congénitas.