Con palabras de marcado dolor y desconsuelo por la pérdida de quién aseguran era la alegría de la familia, la madre del niño Maikel Esmil Castro Álvarez, de un año y 10 meses, quien murió ahogado la mañana del viernes 2 de septiembre de 2022 en un Centro de Atención Integral a la Primera Infancia (Caipi) de San Francisco de Macorís, asegura que su hijo fue golpeado y posteriormente lo remataron en una cubeta con agua, para aparentar que habría muerto ahogado.
Con los ojos sollozos y palabras entrecortadas, la dama manifiesta que, al no poder desahogar las penas y el dolor que siente, va casi todos los días al cementerio a llorar su hijo.
“Tengo que ir al cementerio a llorar mi hijo, porque nunca he tenido esa paz, nunca he tenido tranquilidad en mi vida”, expresa.
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Narra que después de ver la manera violenta y horrorosa en la que murió su hijo, su dolor se acrecienta cada día, al tiempo de reiterar que se lo remataron.
“Nunca pensé que mi hijo fuera a morir de esa manera, solo Dios sabe lo que tuvo que pasar. Yo siento que a mi hijo me lo remataron, porque se habla de un golpe, y después del golpe, un ahogamiento. No murió, me lo mataron, porque si se dio un golpe y después un asfixie, es algo que no tiene lógica”, manifiesta visiblemente destrozada.
Pide a las autoridades que revelen las verdaderas razones de la muerte y al Ministerio Público que hagan su trabajo, para que los responsables paguen con todo el peso de la ley.