“Cuando hay tormentas, una fundación nos presta una carpa, pero ahora nos dijeron que no se va a poder. En todo este tiempo nuestro único refugio ha sido la calle”.
Con estas palabras la joven madre Yamilka Altagracia inicia un diálogo con personal de elCaribe con la esperanza de que su historia llegue a una entidad o institución gubernamental que acuda al auxilio de 265 familias que viven en condiciones de vulnerabilidad en la ribera del Ozama, en el sector Los Coordinadores, Santo Domingo Norte. A Yamilka razones le sobran para preocuparse sobre todo en momentos que el país se prepara para ser embestido por los efectos de un huracán que supera la velocidad de los vientos de la categoría cinco. Tienes tres hijos menores y vive en una estrecha casa techada de zinc a pocos metros del río.
En esta zona, la mayoría de las viviendas son levantadas con planchas de zinc oxidadas y servicios tan básicos como la disposición de las aguas residuales, son precarios. La mujer de 23 años se indigna cuando habla de los apartamentos construidos en el gobierno de Leonel Fernández en esta misma localidad para el traslado de estas familias, que según contó fueron ocupados por otras personas. “Nosotros hasta limpiamos esos apartamentos y luego se burlaron de nosotros entrando gente que no lo necesitaba”, dijo.
Muy cerca de ella vive Ramón Arias, un hombre de 54 años que ya no puede mover las piernas por sí solo. Con ayuda de su hermana se preparaba el traslado de sus pocos ajuares a un lugar seguro. Consciente de que su pequeña casa construida de hojalata puede ser destruida por los fuertes vientos, optó por la evacuación voluntaria.
El hombre, que presenta unas manchas extrañas en su cuerpo, se quejó de que en esta zona ningún organismo de protección civil acudiera asistirlos. Pidió encarecidamente la asistencia del Gobierno a través de sus planes sociales.
Otras seis familias en peligro
El temor también invade a seis familias, cuyas frágiles viviendas fueron construidas debajo del deteriorado puente Gregorio Luperón (Sabana Perdida) en lo que se conoce como La Barquita Norte, lugar donde el Gobierno realizó un traslado de familias hacia un nuevo proyecto habitacional.
“Tenemos miedo por este huracán y lo que puede hacer el río”, cuenta Daniela Espinosa, una de las residentes, quien manifestó su preocupación de que desaprensivos asalten su casa,
“Llevándose lo poco que tenemos”, dijo. Pero quedarse allí es un riego mayor, ya que según dijo las aguas del Ozama pueden casi tapar su casa.
Defensa Civil
La mayoría de las personas consultadas desconocían los albergues disponibles en situaciones de emergencia. Donde sí se observó la presencia de la Defensa Civil fue en La Zurza, Distrito Nacional, donde ayer trabajaban en la evacuación de 50 familias cercanas al río.
Frente a la amenaza de inundaciones y deslizamiento de tierra en Santo Domingo, la Unidad Ejecutora para la Readecuación de La Barquita y Entornos coordinó junto a los cuerpos de socorro un operativo para salvaguardar la vida de estos residentes. l Diana Rodríguez