Rafael L. Trujillo tomó una serie de medidas para contrarrestar la crisis dejada por el poderoso ciclón que lo puso como el “Salvador” del país
Ya han pasado 94 años del feroz destructor “huracán San Zenón” que azotó el 3 de septiembre de 1930 la capital de la República Dominicana, se cobró 2,000 vidas humanas y dejó al país sumergido en una gran crisis, de la cual el recién juramentado presidente Rafael Leónidas Trujillo se aprovechó.
Aunque en las últimas 10 décadas el país ha sido embestido por fuertes fenómenos atmosféricos, ninguno de estos han dejado cicatrices tan profundas en el pueblo dominicano como las causadas por el huracán San Zenón, cuando pasado el mediodía del miércoles 3 de septiembre, los capitalinos sintieron la furia de este exterminador, cuyos vientos de 240 kilómetros por hora arrasaron a los vulnerables sectores de Villa Francisca, Ciudad Nueva y Gascue, levantados con madera, techo y zinc fuera de las murallas de la Zona Colonial.
En este conmemorativo día en el que ocurrió una de las más grandes tragedias, que redujo la ciudad de Santo Domingo a escombros en cuestión de horas, elCaribe trae a colación un artículo publicado en este medio de comunicación el 24 de septiembre de 1979, por el doctor Roberto B. Saladín, titulado: “Recuerdan las Reacciones Ante el Huracán San Zenón”, que registra una serie de medidas tomadas por el Poder Legislativo, para enfrentar los efectos del poderoso ciclón.
Poder para que el tirano combata la crisis dejada por San Zenón
En el extenso artículo el doctor Saladín narra que una de las primeras medidas del Congreso bicameral, que en ese entonces presidieron en la parte del senado por Mario Fermín Cabral y en la Cámara de Diputados por Miguel A. Roca, fue aprobar la Ley No. 2, que en su único considerando le otorgó a Trujillo todo el poder para levantar fondos sobre el crédito público, distribuir socorros y para que obrara según lo entendiese.
Estos poderes otorgados a Trujillo le permitieron mostrarse ante el pueblo como el “salvador”, tomando una serie de medidas que fueron desde fuertes recolecciones de fondos económicos hasta la declaratoria de una ley marcial para los comerciantes que vendieran a más de su precio los productos y mercancías, con esto se buscaba facilitar y agilizar la reconstrucción de la ciudad.
Medidas de socorro tomadas después de San Zenón
Ejemplo de esto son las medidas informadas al día siguiente de la tragedia, el Poder Ejecutivo promulga siete decretos, marcados con los números 8 al 14, donde a) el presidente de la República asume la presidencia de la Cruz Roja. Desde esta institución, Trujillo materializó una serie de medidas como autorizar al tesorero de esta entidad para que acepten donaciones de la Iglesia católica, del Club de unión, de la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura.
De igual manera, el documento escrito por Saladín registra que el primer mandatario ordenó que se transfirieran a la Cruz Roja las partidas disponibles dentro del Fondo de Amortización del año 1918, del Fondo de Reclamaciones del Cuerpo Diplomático y del Fondo de Fidelidad.
Asimismo, el Gobierno, en una medida destinada a proveerse de fondos, transfirió $45,000 pesos oro americanos que estaban en manos del Comité Ejecutivo Permanente del Faro a Colón a la Cruz Roja. Lo mismo hizo con $3,072.05 que estaban en poder del Comité Pro-Vuelo de Buena Voluntad a Cuba. Igualmente se autorizó la impresión de sellos postales de caridad por valor de $50,000.00 pesos para socorrer a las víctimas.
Medidas para paliar la crisis
“A los 12 meses del suceso de San Zenón el Gobierno tuvo que enfrentar una verdadera crisis económica, con los limitados instrumentos de que se disponía en ese entonces”, dice el artículo.
Por esta razón el Poder Ejecutivo promulga el decreto número 15 del 31 de marzo de 1931, mediante el cual se cambia temporalmente la residencia oficial del Gobierno de Santo Domingo a Santiago de los Caballeros.
También mediante la Ley número 158 de fecha 17 de julio de 1930, se autoriza al Poder Ejecutivo para emitir bonos de la República por US$5,000,000.00 amortizables en 10 años. El producido de la venta de los bonos se dedicaría a las deudas flotantes de reclamaciones que eran de $3,000,000.00.