Con su destreza, el primer teniente Wilkin Cuello demuestra que las personas con limitaciones físicas son capaces
Alrededor de 12 años de su vida le tomó al primer teniente del Ejército, Wilkin Cuello González, adaptarse a que no volvería a caminar.
Cuello González tiene 22 años siendo militar, entró como parte de las Fuerzas Especiales Comando, pero en enero de 2005 sufrió un trágico accidente que le inmovilizó sus piernas.
Cayó desde un tercer piso cuando, moviendo una antena alcanzó un alambre primario, una descarga eléctrica estremeció su cuerpo y lo lanzó al suelo, lo que le fracturó tres costillas, le rompió la columna vertebral y le hizo un hoyo en la palma de la mano izquierda.
Acostumbrado a estar en movimiento, saltando de helicópteros y hasta combatir en Irak en el 2004, enviado junto a otros militares por el entonces presidente Hipólito Mejía, verse en sillas de ruedas fue un golpe fatal para el primer teniente de 39 años.
Actualmente, Wilkin Cuello González trabaja en el área de vigilancia del Campamento 16 de Agosto, monitoreando las cámaras de seguridad del recinto militar.
Además, pertenece a un equipo de baloncesto, a otro de tenis de mesa, es nadador y hace defensa personal para personas con discapacidad, lo que lo ha llevado a ser selección nacional y ganar medallas internacionalmente.
Pero el proceso para llegar allí no fue fácil, su mundo se había desplomado.
“Cuando yo llego me enseñan a jugar baloncesto en sillas de ruedas, ya comienzo a ligarme con personas con discapacidad, ellos porque así es que yo hablaba, ellos son personas con discapacidad, pero yo no, había una negación de lo que yo era, en ese proceso de reintegrarte a la sociedad, de que te da lo mismo que te vean o no en sillas de ruedas, tú tienes que pensar que tú eres una persona convencional o normal, me entiendes?, que esto no te puede impedir a tí nada, ese proceso y pensar así me llevó a mí doce años”, expresó Cuello González.
Largo proceso de adaptación
Duró cuatro meses ingresado en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas, incluyendo dos en Cuidados Intensivos, y superó una ulcera sacro donde termina el glúteo.
“De ahí el proceso fue duro. Cuando tú sufres, que tú vienes de una unidad táctica donde brincas de helicópteros, soy paracaidista y todas esas cosas, y de repente, te hallas sentado en una silla de ruedas, es difícil”, narró a elCaribe.
Durante cinco años, Cuello González, no salía ni a la galería de su casa por vergüenza a que lo vieran en sillas de ruedas.
“Yo no quería que nadie me viera en sillas de ruedas. Me daba vergüenza salir a la calle y que me vieran en sillas de ruedas, imagínate un comando en sillas de ruedas, que cosa más grande, para mí eso era algo desastroso”, dijo.
Cuello González, padre de cuatro hijos, se veía como una carga, pero motivado por su madre comenzó a asistir al Club Deportivo Dominicano Sobre Silla de Ruedas (Domssir) de la Asociación Dominicana de Rehabilitación (ADR) donde inició su vida deportiva.
Luego de eso, estaba motivado a seguir adelante y continuar trabajando en su carrera militar. Habla con su comandante de compañía y este lo manda a tomar licencia. “Yo le digo: óigame, lo que le voy a decir, yo no estoy enfermo, lo que tienen que coger licencia son los que están enfermos”, indicó.
El general Pedro Hurtado, su comandante en Irak, se comunica con él para saber sobre la situación y le indica que lo que quiere es trabajar. El general confió en él y lo pusieron como encargado de monitoreo del G-1.
Se traslada hacia el Campamento 16 de Agosto en su propio vehículo, con un sistema que el mismo creó con dos bastones.
Explicó que el comandante general del Ejército, mayor general Estanislao Gonell Regalado y el coronel Jerez, relacionador de la institución, tuvieron la visión de integrar a las Fuerzas Armadas a las personas con discapacidad.
Cuando se reintegra al Ejército sus compañeros se mostraron pocos receptivos. “Entonces ahí entra lo que es que tú tienes que demostrar en lo que tú estás haciendo eres bueno y que tú haces la diferencia”, sostuvo Cuello González.
El horario de entrada que le pusieron fue especial, pues debía ingresar a trabajar a las 9 de la mañana. Pero él entra a las 6 de la mañana, pues, dijo es la hora correcta para relevar a su compañero y sale a las 6 de la tarde.
“Yo marco la diferencia, de que vean que las personas con discapacidad somos cumplidores, cumplimos más, a veces, que hasta los mismos convencionales”, expresó el primer teniente.
Cuello González motiva a que las personas que sufren un accidente y tienen que vivir en sillas de ruedas a buscar de Dios y el deporte y a estudiar. “Dios es que te va a dar las fuerzas que necesitas para echar hacia adelante. La vida como persona con discapacidad sin preparación es difícil”, dijo Cuello González, quien ya se prepara para estudiar matemáticas como carrera universitaria.
Agradece al Ejército; dice la ciudad no es inclusiva
El primer teniente agradece al cuerpo armado no abandonarlo en todo el proceso, en especial al mayor general Gonell Regalado y al coronel Jerez. Ya que con la ayuda del Ejército pudo echar su familia hacia adelante.
“Nunca han dejado de pagarme por equis cosa, gracias a eso he echado mi familia a delante, por eso le doy gracias al Ejército porque tú sabes que las personas con discapacidad en este país no le dan trabajo”, manifestó.
Explicó que a la sociedad todavía le falta madurar mucho en ese aspecto. “Te miran como un enfermo no como una persona que tiene una condición”, dijo.
En otro orden, Cuello González lamenta que la ciudad no sea inclusiva y que las aceras ni el transporte público estén preparados para poder movilizarse. “La vida en Santo Domingo, para una persona con discapacidad, es difícil”, añadió.