El día internacional de las mujeres es la obra de las que trabajan, y dentro de ellas debemos recordar las que están en el sector agrícola, el papel de las mujeres trabajadoras rurales es decisivo en el mundo rural.
Las mujeres trabajadoras rurales, son responsables de la mitad de la producción mundial de alimentos, producen entre el 60% y el 80% de los alimentos en la mayoría de los países del tercer mundo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las mujeres campesinas son los productores principales de los cultivos básicos de todo el mundo – el arroz, el trigo y el maíz -, que proporcionan hasta el 90% de los alimentos que consumen los pobres de las zonas rurales.
El salario de las mujeres trabajadoras agrícolas es casi siempre inferior al salario de los hombres, aunque existe el Convenio de la OIT, número 100, que establece la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres. En la mayoría de los países esa Convención es violada. Las tasas de salarios básicos en el sector agrícola son diferentes entre hombres y mujeres que hacen el mismo trabajo, los salarios de las mujeres son mas bajos .
Las mujeres trabajadoras agrícolas siembran, aplican fertilizantes y plaguicidas, recolectan y trillan las cosechas. Ellas también trabajan en los cultivos secundarios, las legumbres y hortalizas,
Los conocimientos especializados de las mujeres en relación con los recursos genéticos aplicados a la agricultura y la alimentación hacen de ellas custodios esenciales de la diversidad biológica.
En el sector pecuario, las mujeres dan de comer y ordeñan a los animales de mayor tamaño, además de criar aves de corral y animales pequeños como ovejas, cabras, conejos y conejillos de indias.
Una vez que se ha recogido la cosecha, las mujeres aportan la mayor parte de la mano de obra necesaria para las actividades post-cosecha, responsabilizándose del almacenamiento, la manipulación, la constitución de reservas, la elaboración y la comercialización.
Aunque las campesinas están asumiendo un papel crecientemente importante en la agricultura, siguen contándose entre los grupos de población más desfavorecidos. La guerra, la migración de los varones a las ciudades en busca de trabajo remunerado y la creciente mortalidad causada por el VIH/SIDA han producido un aumento del número de familias encabezadas por mujeres en los países en desarrollo.
Pese a que las mujeres son los principales productores y proveedores de alimentos, continúan siendo asociados “invisibles” en el desarrollo. Las mujeres tienen conocimientos únicos sobre el valor de los recursos genéticos y su utilización para la agricultura y la alimentación.
En el África subsahariana, las mujeres cultivan hasta 120 especies vegetales diferentes en los espacios libres junto a los cultivos comerciales de los hombres.
En muchas zonas del mundo existe una creciente tendencia en la actualidad a lo que se ha dado en llamar la “feminización de la agricultura”. A medida que disminuye la participación de los hombres en la agricultura, el papel de la mujer en la producción agrícola se hace cada vez más dominante.
Varios estudios han mostrado que las mujeres que son cabeza de familia suelen ser más jóvenes y tener un nivel de educación más bajo que los cabeza de familia varones. Por lo general, tienen también menos tierra para trabajar e incluso menos capital y mano de obra agrícola adicional con que trabajarla.
A causa de la escasez de mano de obra y capital, las mujeres que son cabeza de familia se ven obligadas con frecuencia a hacer ajustes en los sistemas de cultivo y los sistemas agrícolas. Esos ajustes han tenido como consecuencia reducciones de la producción y, en algunos casos, la adopción de cultivos de menor valor nutricional. Por ello, no es sorprendente que esas familias padezcan a menudo la malnutrición e inseguridad alimentaria en mayor medida que otras.
En la mayoría de los países en desarrollo, los campesinos, ya sean hombres o mujeres, no tienen acceso a recursos adecuados, pero en el caso de las mujeres ese acceso está sujeto a limitaciones adicionales como resultado de las tradiciones y de factores culturales y sociológicos.
Mártires sindicales campesinas
Muchas mujeres sindicalistas han dado su vida por la lucha sindical; Lidia Madariaga, del Movimiento Sindical Autónomo de Nicaragua (MOSAN), del Departamento de León, de Nicaragua, fue asesinada el 22 de abril de 1966.
Florinda Soriano Muñoz (Mamá Tingó), líder sindical, fue asesinada el 1ro. de noviembre de 1974, en Gualey, Yamasá, en República Dominicana, por defender el derecho de sindicalización.
En el día internacional de las mujeres debemos destacar a las que trabajan en el campo, ellas producen nuestros alimentos, y tienen dignidad igual que todas las otras.