El Gobierno no ha anunciado ninguna medida de compensación ante ese nuevo escenario
La realidad económica más dura por el impacto de la pandemia de la covid-19 golpea con más fuerza el bolsillo de la población en la medida en que pasa el tiempo. El aumento de los productos de la canasta básica, combustibles, materiales de construcción e insumos para la producción agrícola, así como el fin de los programas sociales para sostener empleos, la compra de alimentos y el subsidio para la costosa prueba PCR para detectar el coronavirus, se combinan contra la gente al finalizar el mes.
Esa realidad contrasta con las alentadoras noticias de la proyección de la economía. Organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) afirmaron recientemente que la economía crecerá 5.5% este año y la agencia calificadora de riesgo Moody’s elevó su proyección de expansión para 2021 a 6 %; mientras el Banco Central informó que la economía avanzó a 1.1 % en febrero, primer comportamiento positivo desde que entró la pandemia hace más de un año.
Hasta ahora, esos enunciados son solo palabras para la población pues en la práctica no hay una sola medida como un aumento de salario para enfrentar las alzas; al revés, en los próximos días a más de un millón y medio de beneficiarios del programa Quédate en Casa lo que les espera es una reducción a mil 600 pesos con relación al monto de 5 mil y 2 mil 400 que han recibido desde el inicio la pandemia. En la práctica, con menos dinero tendrán que comprar más caro.
La medida tiene un efecto dominó que abarca a los negocios que son parte de la Red de Abastecimiento Social que se benefician del programa, pues su venta segura a cada beneficiario se reducirá de 2 mil 400 a mil 600, en el mejor de los casos si el Gobierno cumple la promesa de mantener a más de un millón y medio de beneficiarios del programa y además les duplica el monto que recibían antes de la pandemia de 800 a mil 600 pesos.
Otro programa que quedará sin efecto es Fase I, que se ejecutó para evitar la pérdida de puestos de trabajo y el quiebre de empresas y negocios. Habría que ver si las empresas se han recuperado o logrado sobrevivir del impacto de la pandemia para mantener la empleomanía, de lo contrario, la medida podría traducirse en la pérdida de empleos.
A esa realidad hay que sumar que desde la pasada semana entró en vigencia la medida del Ministerio de Salud Pública que deja sin efecto la cobertura de las pruebas para la detección de la covid-19 y ahora las aseguradoras solo cubrirán un examen por año. Ese análisis cuesta entre 4 mil y 4 mil 500 pesos, pero para las Aseguradoras de Riesgos de Salud (ARS) aprobar que se haga, exigen una prueba de antígeno que cuesta RD$2,000.
La medida contrasta con la realidad de que la gente debe someterse constantemente a pruebas de detección del virus por la facilidad del contagio de la enfermedad y porque se trata de un aspecto clave para contener la propagación.
A la cadena de alzas hay que sumar los combustibles, ya solo en lo que va de año han subido 19 pesos con 50 centavos la gasolina premium y 18 con 50 la regular. Solo en las últimas dos semanas esos combustibles han subido 6 y 5 pesos respectivamente. Hasta el 30 de enero de este año las gasolinas habían registrado aumentos entre 16 y 25 pesos, es decir que en lo que va del 16 de agosto hasta ahora en la gestión del Partido Revolucionario Moderno (PRM) hubo incrementos de 34 a 45 pesos por cada galón de esos carburantes.
El panorama luce aún más sombrío para la economía de la gente ante la expectativa que el Gobierno tendrá que someter este año una reforma fiscal para cumplir con los compromisos y pagar la deuda. El Gobierno estaría trabajando el proyecto y supuestamente tiene en agenda someterlo al Congreso en un plazo no mayor de dos meses, pero tiene hasta septiembre para presentar la propuesta.
El monto de la deuda es un tema que ha disparado las alarmas, ya que supera el 70% del Producto Interno Bruto (PIB). Incluso, el presidente Abinader reconoció recientemente, debido al endeudamiento, que las inversiones de distintos proyectos de desarrollo han sido más lentas de lo previsto por su administración.
Dólar a la baja, una buena noticia para la economía
Entre las buenas noticias para la economía hay que citar la estabilidad del mercado cambiario y que incluso el dólar ha bajado más de tres pesos en la gestión de Luis Abinader. Recientementne, el FMI elogió la política monetaria que han seguido las autoridades en medio de la pandemia. Uno de los factores positivos en la crisis de la pandemia han sido las remesas que han crecido constantemente. Este mes, el Banco Central informó que el flujo de las remesas alcanzó una cifra récord al registrar US$994.9 millones durante marzo, lo que representa 91.3 % más que las recibidas en marzo del 2020. En enero ese renglón registró un incremento de 35 % y en febrero de 27 % respecto al 2020. La recuperación del turismo es la gran apuesta del presidente Abinader para lograr la creación de empleos y el repunte de la economía. Para esos fines el éxito con que se desarrolla el plan de vacunación es una buena noticia.
Gobierno hace esfuerzos para evitar las alzas
El Gobierno ha hecho esfuerzos para que los precios de los productos de la canasta básica no sigan en alza y en otros casos evitarlos. En este último caso, un ejemplo es que en febrero pasado los panaderos anunciaron un incremento de hasta 40 % en el precio del pan para compensar el alza de los insumos para la fabricación del popular producto. Ese aumento no ocurrió por un acuerdo con el gobierno a través el Ministerio de Industria y Comercio que dirige Víctor (Ito) Bisonó, de asumir los aumentos en los insumos para la producción del alimento. Igualmente, los productos agrícolas han mantenido los precios y otros han registrado reducciones por la intervención del gobierno. Aunque los combustibles han registrado alzas, se debe a que el precio del barril de petróleo ha subido en el mercado internacional y el Gobierno ha asumido el incremento en varias semanas, según ha dicho, para no afectar más la economía de la población.