La Iglesia Católica dio inicio ayer, con el Miércoles de Cenizas, al tiempo litúrgico de la Cuaresma que dura 40 días, tiempo de oración, penitencia y ayuno.
Cientos de feligreses católicos asistieron ayer a las diferentes iglesias del país para la imposición de la ceniza en forma de cruz que simboliza el arrepentimiento y la conversión.
Las cenizas se obtienen de las palmas bendecidas del Domingo de Ramos del año que le antecede, que hace referencia a que “fue signo de gloria y pronto se reduce a nada”.
A la hora de la imposición se le dice a la persona “concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”, “recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás” o “arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
En este día se realiza abstinencia y ayuno, la primera es obligatoria a partir de los 14 años y consiste en no comer carne.
Mientras que lo segundo es desde los 18 hasta los 59 años, con lo que solo debe hacer o ingerir una sola comida fuerte al día.
Los católicos indican que la imposición de la ceniza es un “signo de arrepentimiento, de penitencia, pero sobre todo de conversión”.
Además, de que recuerda que “nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo”.
Es el inicio del camino de la Cuaresma, para acompañar a Jesús desde su desierto hasta el día de su triunfo que es el Domingo Santo o de Resurrección.
Antiguamente los judíos acostumbraban cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.
En el año 384 d.c., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.