La iglesia Católica inició su tradicional Sermón de las Siete Palabras criticando a los políticos que ponen por encima de la nación sus intereses personales olvidándose que por encima de todo está Dios.
En la primera palabra, “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23-34), el padre José Alberto Vargas Salazar, de la parroquia América Latina, Sabana Perdida, pidió perdón por “todos aquellos que ponen los intereses personales, de su grupo o partico por encima de nuestro proyecto de nación”.
Dijo que con esa actitud se olvidan que por encima de la Patria solo está Dios, “Dios, Patria y Libertad; rez anuesto lema”.
Pidió perdón por aquellos que hacen uso del principio “el fin justifica los medios”, pretenden “con intensiones mezquinas” perpetuarse en sus cargos sin importar que para lograrlo “haya que pisotear una vez más nuestra Carta Magna”, y por lo que cada día que pasa destruyen más la institucionalidad, olvidando que un país sin institucionalidad nunca avanzará.
“Padre perdona aquellos que construyen obras, escuelas y hospitales, que presentan vicios de construcción”, agregó el padre Vargas Salazar.
Aseguró que en este Viernes Santo aún continúa resonando la misma suplica de cuando Jesús estaba en la cruz del calvario “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, en aquellos que no se inmutan ante el dolor ajeno y que prefieren grabar con un celular antes que ayudar, en aquellos que están haciendo daños a la ecología, “al parecer ignorando que Dios perdona siempre, los hombres a veces a los hombre y la naturaleza nunca”.
También pidió perdón por aquellos que venden sus votos y sus conciencias, a los padres de familia que han delegado la responsabilidad de sus hijos a la escuela, a los medios de comunicación o cualquier otra institución.
“En este Viernes Santo clama Jesús por nosotros con los ojos al cielo. Padre perdónanos por las veces que no hemos sido la voz de los son voz y que hemos preferido transitar por el camino fácil de gradar el silencio, que hemos faltado a la misión de anunciar la presencia de Dios y denunciar las situaciones de pecado, de injusticia y de corrupción”, pidió.
Además, suplicó perdón por las veces que muchos de sus ministros ordenados han traicionado la naturaleza de su vocación aprovechándose de la inocencia de menores de edad o de personas bajo su autoridad. Por las veces que como los apóstoles Santiago y Juan han ido buscando los primeros puestos y por las veces que se han dedicado más lucha de poderes que apacentar el pueblo.
“Por las veces que hemos olvidado que el verdadero poder nuestro como iglesia está en el servicio”.