Cientos de feligreses de la Iglesia Católica se congregaron ayer en la tarde frente al Congreso Nacional, en rechazo al aborto y de las tres causales excepcionales que promueven algunos grupos.
En un encuentro amenizado con música, obras de teatro y videos alusivos a la preservación de la vida, los manifestantes vociferaban consignas como “Salvemos las dos vidas” y “Déjalo nacer”, en la parte frontal del órgano legislativo.
La actividad contó con la presencia del arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria, así como con los representantes de las vicarías del Gran Santo Domingo, parroquias y pastorales.
“Hemos venido de manera comprometida con la vida, a proclamar el derecho a la vida y a decir no a la muerte. Estamos decididamente a reclamar que todo el pueblo dominicano respete la vida, y a reclamar de nuestros legisladores que respeten la vida, que no los hemos puesto ahí para apoyar la muerte”, enunció Ozoria, al ofrecer las palabras centrales del acto.
“Las observaciones al Código Penal tratan de abrirle las puertas de la impunidad a lo más violento, cruel e inhumano que documento alguno haya podido tener en la historia dominicana o mundial”, señaló la Arquidiócesis de Santo Domingo en un documento de prensa, donde también considera que “darle carta de corso (atacar) a esa crueldad es lo que tratan de vendernos como avance, desarrollo o reivindicación de “derechos” de la mujer”.
“Estamos ante una sociedad que ha perdido el rumbo y caminamos con los pies para arriba, y la cabeza hacia abajo. Las observaciones tienen claramente un matiz neonazi. Oponerse a las causales significa estar bien claros sobre cuáles son las técnicas que utiliza el lobby abortista para introducirse e imponerse especialmente en nuestros países desarrollados”, apuntó la Arquidiócesis.
Los legisladores Víctor- Ito Bisonó y Pedro Botello, ambos del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), acudieron a la actividad.
Los diputados reformistas coincidieron en que las tres causales propuestas en el Código Penal deben ser rechazas, ya que la vida debe preservase “a toda costa”.