El entorno familiar sigue siendo el contexto en el que más se producen casos de violencia infantil, que están ligados a “prácticas de disciplinas distorsionadas que se han heredado y se sigue repitiendo”.
Así lo afirmó la psicóloga clínica y terapeuta familiar Rafaela Burgos, quien fustigó que “aunque debería ser de forma permanente, el tema de la violencia infantil solo se hace visible cuando ocurren casos irreversibles”.
Señaló que “los padres deben cambiar los patrones de crianza, ya que la violencia infantil se produce en contextos muy cercanos al niño, porque aunque entienden que esa forma de corregir es negativa, al momento de disciplinar se activa esa cultura programada y usan el castigo físico desmedido”.
Según registros de los Hogares de Paso del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani), en el primer trimestre del 2018 recibieron a 148 menores, 15 por abuso físico, 13 por abuso sexual y 12 por abuso psicológico.
En República Dominicana, al menos seis de cada diez niños y niñas hasta los 14 años de edad han sufrido violencia física o psicológica en sus hogares, de acuerdo con los datos oficiales de la encuesta Enhogar 2014.
Burgos, quien es presidenta del Centro para el Desarrollo y la Interacción Constructiva (Cedic), habló en esos términos por motivo de conmemorarse hoy el Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión.
Dijo que esta fecha encuentra a la sociedad dominicana “más consciente del problema, aunque persiste un desafío importante, y es la debilidad en las instituciones que están llamadas a enfrentar la situación, a pesar de los esfuerzos, ya que la mayoría de denuncias no prospera, no siempre tienen las respuestas necesarias, y muchas familias no confían en ellas”.
“Es un problema urgente que se ha vuelto permanente, pero al menos se ha vuelto más visible”, dijo. La experta indicó que otra de las formas de violencia infantil que “no suele ser tan visible es la psicológica, que tiene efectos igualmente dañinos, solo que no deja huellas físicas. También está el maltrato infantil en los hogares donde hay violencia de género, pues ellos no están observando como testigos, sino que igualmente son víctimas, y les llegan los efectos inmediatos”.