A pesar del riesgo que supone estar todo el tiempo en las aguas, la familia de los voluntarios está agradecida con el trabajo que realizan
Cada año son muchas las personas que, debido a diferentes situaciones, están a punto de perder la vida en las aguas del mar Caribe. La época donde estos accidentes ocurren con mayor frecuencia es Semana Santa, debido a la gran cantidad de ciudadanos que acuden a las playas.
Para evitar que un día familiar se convierta en una tragedia, hay muchas personas que movidos por una vocación, dejan a sus familiares en casa para convertirse en guardianes de la seguridad de millones de personas, cuyas vidas penden de un hilo porque no saben qué sucederá una vez entran al agua.
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Tal es el caso de Sergio Cipolla, un italiano que tiene más de once años al servicio de la sociedad dominicana. Llegó al país en calidad de turista pero quedó atrapado en los encantos de esta tierra y de su gente, por lo que decidió crear una institución para velar por el bienestar de los bañistas.
“Yo vine de vacaciones y me encantó el clima, yo me sentía en mi casa. Esto no tiene precio y la gente es maravillosa”, relata.
Antes de llegar a República Dominicana, trabajó con la Protección Civil italiana que se ocupaba del rescate y salvamento acuático. Su equipo siempre estuvo conformado por gente profesional que contaba con la preparación para realizar rescates, dar primeros auxilios básicos y avanzados y expertos en natación.
Para Cipolla esto es más que un trabajo, salvar vidas es una vocación que desarrolló desde que era un niño. “Es una misión una vocación que tengo desde pequeño, salvar gente es mi vocación”, contó.
Se unió a la Defensa Civil Dominicana y luego de varios años, entró a los auxiliares navales donde actualmente es el comandante de la unidad Session Rescue.
En 2018 funda la Unidad de Rescate y Salvamento Acuático (URSA) donde trabaja en conjunto con la Armada Dominicana, el Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (Cestur), Auxiliares Navales y el Centro de Operaciones de Emergencia (COE).
En esta institución que tiene como base la playa de Boca Chica, trabajan quince personas, tanto hombres como mujeres, gente que ha sido capacitada para ser rescatista profesional.
La URSA, cuya misión es salvar vidas, cuenta con embarcaciones, uniformes y personas que están distribuidas en todo el entorno de las aguas.
“Todos estos años salvamos a mucha gente, en verdad no se decir un número específico, pero solo en Semana Santa sacamos a decenas de personas que están a punto de morir“.
Las características principales para que una persona entre a este voluntariado son: no tener antecedentes penales, tener conocimientos básicos de la natación y tener vocación para ayudar a los demás.
Protocolo para salvar a alguien
Cuando una persona se está ahogando, las lanchas no se acercan sin una logística, lo planeado es que el capitán de la lancha, quien cuenta con un entrenamiento especializado, se acerque al bañista y se posicione de manera que los rescatistas puedan bajar al agua y ayudar al que está en peligro.
Con relación a los rescatistas, a pesar de que con una sola persona se hace el trabajo, por lo general, cuentan con dos, uno con chaleco y otro vestido solo con traje ya que se le hace más fácil bucear si la persona se hunde.
El rescatado es llevado a la orilla donde se le dan los primeros auxilios y luego es trasladado en una ambulancia a un centro médico.
“Muchas veces sacamos gente del agua que aún está en paro cardíaco y le hacemos maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP), lo llevamos a la ambulancia que está en un punto estratégico y luego al hospital”, indica Sergio Cipolla.
Rememora que el último caso que lo conmovió mucho, fue el de un niño de diez años que se estaba ahogando y se dieron cuenta por los gritos de la madre que estaba en la orilla.
“Hay días en los que tenemos la corriente fuerte y hay días que son normales. La gente cree que nadando contra corriente resuelve el problema y es todo lo contrario porque te cansas, pierdes la fuerza y te hundes”.
Con Sergio trabaja Humberto Viloria, un venezolano, ingeniero en sistemas y buzo profesional, quien tiene alrededor de dos años siendo instructor de la URSA.
También, Víctor Cito Velásquez, tiene más de 19 años de experiencia bajo el agua y cuatro años laborando como capitán de lanchas en la Unidad De Rescate.
Las familias de estos voluntarios están agradecidas con la labor que realizan sus parientes.
Para Sergio Cipolla, el 80% de los accidentes acuáticos han reducido debido a que en 2014 decidieron poner en marcha el plan de seguridad de la playa, colocando líneas de boyas para dividir la parte onda de la parte baja y evitar que personas con un grado de alcohol muy alto, cruzarán el canal sin saber nadar.
Comenta que esta iniciativa debería implementarse en todas las playas del país, aunque entiende que Boca Chica es un caso particular debido a que la aglomeración es mucho más grande que en cualquier otro lugar.
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Operativo Semana Santa
Este año se han implementado muchas restricciones. Sergio explica que una de estas es la prohibición de ventas y consumo de alcohol en los alrededores de la playa.
“Si vamos eliminando todo lo que puede crear problema y que puede afectar la seguridad del bañista pasaremos una Semana Santa en paz”, asegura.
Manifiesta que estas reglas fueron implementadas por la Presidencia y el Ministerio de Turismo, y aquellos que las violen estarán en “un gran aprieto”.
“Puede que haya alguien que no sepa lo que debe hacer, pero como medida, en conjunto con la alcaldía se pondrán puntos estratégicos por donde bajan los carros para avisar y preguntar a los ciudadanos si tienen alcohol y hacerles saber que no deben beber”, comenta.
Recomendación
-Invita a los bañistas a usar mascarillas para evitar el contagio porque el país tiene el privilegio de estar abierto cuando muchos otros están cerrando sus establecimientos.
-Respetar la norma de no consumo de alcohol.
-No tirar basura en el agua porque esto perjudica al ecosistema y a los mismos bañistas.