Este espacio turístico pasó de ser un lugar de libertinaje sin límites a un área de confraternidad
El emblemático Malecón de Santo Domingo, comprendido desde la avenida Luperón hasta el Monumento a Fray Antonio de Montesino, ha visto cómo sus espacios de olvidados han pasado a ser áreas recuperadas.
Esta zona de esparcimiento familiar y turístico está compuesta por la Playa de Güibia, la Plaza Juan Barón, el Fuerte San Gil y la escultura de Montesino. Este “Paseo Marítimo del Malecón” como también fue nombrado por la Alcaldía del Distrito Nacional recibe alrededor de 9,000 visitantes durante los fines de semana.
Igualmente el pasado mes de marzo el Concejo de Regidores del Cabildo declaró como “zona de prioridad turística y de esparcimiento de la ciudad” al Malecón mediante la ordenanza número 3-19.
Anteriormente esta zona era utilizada, debido al descuido, para actos indecorosos, asaltos y demás barbaridades. Por tal razón, el alcalde David Collado en su empecinada tarea de “voltear” el malecón, porque estaba de espaldas a la ciudad, ha emprendido un sin número de remozamientos y construcción para rescatar este espacio como marca país.
“Prometimos que la capital debe mirar al mar y hoy lo estamos cumpliendo. Una obra que rescata uno de los más importantes espacios públicos del país, y que esperamos que los ciudadanos lo hagan suyo; y que sector público y privado podamos seguir trabajando juntos para su aprovechamiento y revalorización” dijo David Collado en una ocasión. Esta transformación ha alcanzado unos 3.5 kilómetros a lo largo del paseo, abarca la construcción de tres mil 840 metros lineales de contenes, 18,040 metros cuadrados de aceras y la reconstrucción del drenaje pluvial, complementado con nuevos colectores y la limpieza de alcantarillas, imbornales, registros y otras obras. Sin embargo, desde la avenida Abraham Lincoln hasta la avenida Luperón es el espacio que permanece sin la debida intervención.
El monto de inversión destinado para la salvación del Malecón fueron de RD$200 millones y el monumento a Fray Antonio de Montesino unos 40 millones de pesos, según datos de Sixto Brea, director de infraestructura urbana del ayuntamiento. El ornato y adecuación para los visitantes fueron restaurados y construidos 400 bancos clásicos a lo largo del tramo, un chaise lounge, dos bancos lineales, seis mesas picnic, 30 mesas auxiliares, 21 bancos con nuevo diseño, 71 sillones y uno de los aspectos más importantes, 63 zafacones para la disposición final de los desechos sólidos.
Igualmente el ADN ha dispuesto unidades de vigilancia de la Policía Municipal permanentemente junto a miembros del Cuerpo de Seguridad Turística (Cestur) para la protección de todos los visitantes.
Retos por delante
A pesar de las grandes luces que embargan este proyecto turístico, también posee sombras que necesitan desaparecer a través de las gestiones del Cabildo y la colaboración ciudadana. Una de las grandes sombras es la contaminación por residuos plásticos que arriban a las orillas del Malecón, específicamente en el Fuerte San Gil, por el arrastre de los ríos Isabela y Ozama, o por los ciudadanos que sin comedimiento los lanzan.
Las autoridades tienen la facultad jurídica de actuar contra quienes incurran en estos actos, amparadas bajo la ley 120-99, que “prohíbe a toda persona física o moral tirar desperdicios sólidos y de cualesquiera naturaleza en calles, aceras, parques, carreteras, contenes, caminos y balnearios”.